En casos de violencia contra la mujer no solo intervienen la víctima y el agresor, también hay un tercero que es el observador, una institución, un cercano, un familiar o un amigo que puede denunciar el hecho, explicó Gabriela Araya Seguel, directora regional del Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género (SernamEG). La asistente social manifestó que la violencia de género no solo es una cuestión de seguridad pública, sino que va más allá y es un tema cultural. “Los hombres que ejercen violencia de género no son enfermos con descontrol de impulsos, alcohólicos o drogadictos. Esas pueden ser patologías asociadas, pero es un tema cultural”, apuntó Araya Seguel.
La directora regional del SernamEG sostuvo que el año pasado hubo una modificación jurídica que amplió el concepto de violencia intrafamiliar y, por lo tanto, habrá un incremento de este tipo de cifras. Sin embargo, dijo que “como servicio interpretamos que más que un aumento de casos se está comenzando a visibilizar la gravedad de la violencia de género que antes era invisibilizada por otros tipos penales”.
Este año la región acumula dos femicidios consumados y el último tuvo como víctima a Paulina Garrote (36), quien dejó dos hijos, para quienes el SernamEG tramita una pensión de sobrevivencia. El victimario, Gerardo Astorga Alcayaga (38), quedó en prisión preventiva.
- ¿Cuántos femicidios registra Antofagasta este año?
A la fecha, en la región hay dos femicidios consumados, un suicidio femicida calificado, cinco femicidios frustrados y dos tentados.
- ¿Cuál es la comparación con el 2024?
Es difícil comparar las cifras de este año con los anteriores, porque después de la promulgación de la ley integral 21.675, se amplió el concepto de violencia intrafamiliar al de violencia de género. Hay muchos delitos y situaciones que antes eran formalizadas como lesiones menos graves o graves y que ahora se califican como femicidios en grado tentado o frustrado. Como el contexto jurídico era más limitado, veremos un incremento de cifras de violencia, pero como servicio interpretamos que más que un aumento de casos se está comenzando a visibilizar la gravedad de la violencia de género que antes era invisibilizada por otros tipos penales.
- ¿Qué aspectos son los más preocupantes de los casos de este año?
En los últimos dos meses hemos lamentado dos muertes trágicas de mujeres por violencia de género y, también, la interseccionalidad de las vulnerabilidades que presentan las mujeres en la región. Con esto me refiero a que la violencia que vive una mujer en la capital regional es distinta a la que vive una mujer de pueblo originario o de diversidad sexo genérica en una comuna rural. Esas interseccionalidades son importantes de tomar en cuenta para abordar los casos de violencia de género. En ese sentido es importante que como dirección regional del SernamEG tenemos mayor presencia en los territorios. De hecho, este año hemos desplegado nuestra oferta programática a las nueve comunas de Antofagasta. Esto lleva a que de a poco vayamos sensibilizando, aumente el número de denuncias e incremente la confianza de la comunidad con las instituciones que intervenimos en este tipo de casos.
- ¿Qué tanta disposición observa a denunciar antes de que ocurran situaciones fatales como los femicidios?
Es importante señalar que no solamente las mujeres víctimas de violencia pueden denunciar. Nosotros hablamos de los actores que intervienen en los episodios de violencia y en ellos no solo está la víctima y el agresor. Siempre hay un tercero observador, que puede ser una institución, un cercano, un familiar, un amigo y ellos también tienen la posibilidad de denunciar y pedir orientación incluso en nuestros canales telefónicos, como el 1455. Hay que cambiar la visión, la violencia de género es un tema de seguridad pública y un tema cultural.
Los hombres que ejercen violencia de género no son enfermos con descontrol de impulsos, alcohólicos o drogadictos. Esas pueden ser patologías asociadas, pero es un tema cultural. Es importante que las comunidades cambien su concepción de la violencia, estén más atentos y consideren que las mujeres tenemos derecho a vivir sin violencia. Es un tema cultural y hago el símil con la ley Karin, no son las víctimas las que tienen que sentirse avergonzadas de pedir ayuda, son los agresores los que tienen que recibir la sanción jurídica y el reproche social.
- Apunta a un cambio cultural.
La violencia es bien direccional, de hombres hacia mujeres. Los medios de comunicación a veces plantean la idea de que el alcohol gatilló la violencia, los celos, la drogadicción o que el agresor tenía descontrol de impulsos. Pero eso es fácil de descartar, porque no todos los que consumen alcohol golpean a sus mujeres, ni tampoco quienes tienen descontrol de impulsos ejercen violencia de manera permanente ante cualquier frustración. Esa no es la realidad de la violencia de género, que es direccional, de hombres hacia mujeres. Podemos tener agresores que son muy buenos vecinos, muy calmados para reaccionar en sus trabajos, pero que ejercen una violencia brutal hacia la mujer que vive con ellos. Esta distinción es importante, porque la violencia de género tiene un origen en el que se violenta a la mujer por el solo hecho de ser mujer. Y por prejuicios y estereotipos culturales, como señalar qué ropa no pueden usar, en qué no pueden trabajar o qué cosas deberían hacer.
No son patologías, no se puede entregar una pastilla mágica a ningún agresor para que deje de ejercer violencia, se necesita un cambio de reflexión cultural respecto a la igualdad en la toma de decisiones.
- Considerando que muchas veces se trata de situaciones que ocurren intramuros, ¿a qué señales debe estar alerta el círculo cercano de una víctimas o los servicios que las reciben por otros motivos?
La violencia de género no solo es física, tiene múltiples manifestaciones y la ley integral amplía las expresiones, no son solo psicológica y económica, también política, ginecobstétrica, entre otras. Es importante que se desnormalicen ciertos tratos que hemos recibido las mujeres históricamente. La idea es conversar, problematizando los roles de las mujeres en la sociedad. Cuando hablamos de violencia de género hablamos de una violencia de poder, poder de decisión, poder económico y eso es la base. Es importante que todos los cercanos veamos y monitoricemos las independencias. Las campañas impulsadas desde el Ministerio de la Mujer interpelan a este tercer observador, a la comunidad observadora para que apoye a la víctima, que no la deje sola e interpele al agresor.
No hay que entregar toda la responsabilidad a las víctimas para que salgan de su situación de violencia. Los terceros tenemos harto por hacer.
- Muchas instituciones públicas reciben a mujeres víctimas de violencia como usuarias que requieren otra clase de servicios.
La ley integral mandata a todos los servicios, públicos y privados, a tener medidas de pesquisa, intervención y derivación en casos de violencia de género. No hay peor ciego que el que no quiere ver y todos tenemos que desarrollar una mirada acuciosa para identificar la violencia y ofrecer las ayudas correspondientes. Si una mujer acude a un servicio público por otro tipo de prestación y se pesquisa violencia de género es importante que se activen. En ese sentido, la ley integral que cumple un año de promulgación, va en la línea de mandatar a los servicios para identificar la violencia de género. Es lo que ocurre en los colegios, esta ley mandata que deben de pesquisar y prevenir la violencia de género en la comunidad educativa y realizar las derivaciones correspondientes. Hay que tener claro que esta violencia no es de intervención exclusiva de las instituciones que llevamos el apellido mujer y equidad de género, sino que es un deber ético de toda la sociedad.
- ¿Cómo debería actuar un tercero en casos de violencia de género?
Si está viviendo un episodio de maltrato flagrante tiene que realizar la denuncia en Carabineros, Investigaciones y los diferentes tribunales. Si no está ocurriendo en el momento, pero hay sospecha de violencia y quieren recibir información de cómo abordar el tema y apoyar a la mujer, podrían llamar al 1455, SernamEG te orienta, que funciona de lunes a domingo de ocho de la mañana a doce de la noche. Ahí los profesionales entregan orientaciones para actuar según cada caso.
Pero es importante separar las cosas, una es la orientación que puede pedir en ese teléfono y otra es la denuncia de un hecho flagrante de violencia de género, donde cualquiera puede intervenir y denunciar.
- ¿Qué tipo de apoyo prestan como SernamEG?
Desde el año pasado tenemos un rediseño de nuestra oferta programática en violencia de género. Intervenimos de acuerdo con el riesgo que viven las mujeres y aseguramos que todas reciban un acompañamiento, tanto psicosocial como de patrocinio jurídico en las causas de violencia. En temas asociados trabajamos coordinadamente con distintos servicios públicos según la gravedad de la violencia. En los hechos, cualquiera sea su grado, actuamos a través del circuito intersectorial de femicidio que reúne a instituciones como el Ministerio Público, el Servicio de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia, el SML, el Centro de Apoyo a Víctimas, PDI y Carabineros. Lo que hacemos es coordinar una respuesta a las familias y las víctimas, para que no lleguemos desagregados a entregar ayuda en un momento tan difícil, sino que sea solo un canal de contacto, el que por lo general es SernamEG.