Recientemente, el Gobierno Regional ha licitado la actualización de la Estrategia Regional de Desarrollo (ERD). Concretamente, esta consiste, como la ha definido la CEPAL, en el instrumento de mediano-largo plazo que define, en el sentido más amplio, cómo se logrará el desarrollo de la región y dónde estarán puestos los acentos que darán pie a dicho progreso. En términos generales, una Estrategia Regional de Desarrollo (ERD) es “un proyecto social, amplio y plural, que expresa los grandes objetivos y prioridades regionales en lo relativo a las iniciativas públicas y privadas necesarias para alcanzar tales objetivos”. La ERD funciona como una carta de navegación para el desarrollo regional, indicando hacia dónde se debe dirigir la acción y qué énfasis se debe poner en las necesidades específicas de esa misma región.
La última ERD de Antofagasta fue redactada en 2009 y era valida hasta 2020. Si uno lee el documento, disponible en la web, este inicia con unas palabras del intendente de entonces, Cristian Rodríguez, que escribía lo siguiente:
“A partir de este documento se cristalizan los sueños de futuro de nuestra comunidad, desde la costa, la pampa y hasta el altiplano (…), a su vez compromete la voluntad política de todos los actores por avanzar decididamente en el logro de la meta regional del Bicentenario para la próxima década, que es alcanzar una Región de Antofagasta con desarrollo, en donde los beneficios de las riquezas llegan a todos sus habitantes.”
Más allá de indicar que pasaron 5 años desde el vencimiento de esa estrategia y que los sueños ahí declarados, desafortunadamente, quedaron en mayoría letra muerta, conviene indicar que en esta región, calificada a más no poder como capital minera mundial, ya van 5 años que el gobierno regional, en los hechos, está gobernando sin ninguna hoja de ruta, sin ningún marco general tajantemente establecido ni ejes directivos claramente indicados. ¿De qué sirve reivindicar un regionalismo exacerbado si la primera tarea, que consiste en tener una idea macro, que debería traducir convicciones, conocimientos e inteligencia ( en el mejor de los casos), no está plasmada en un documento? ¿Como hemos llegado a esta situación?
Durante el primer mandato del gobernador reelecto, Ricardo Diaz, la licitación para redactar la ERD nunca se concretó ya que la Controlaría Regional bajo el otorgamiento de aquella porque, según criterios administrativos, no podía ser otorgada. Ahora en este segundo mandato, vemos que rápidamente se procede a un llamado a concurso para que puedan postular los interesados. Sin embargo, varias aspectos llaman la atención, en la forma como en el fondo.
Si miramos la forma, la manera de cómo se presenta esta licitación, tenemos la impresión que aún estamos en 2009; son los mismos colores, la misma gráfica, la misma presentación de las explicaciones. Quizás, el formato no ha evolucionado a nivel nacional y es impuesto, pero nada impide que este mismo llamado se formule en otro documento y que sea puesto a disposición por el mismo gobierno regional, con “bombos y platillos”. Algo que, estéticamente hablando, corresponda a lo que está en juego con este llamado, una estética de la cual se desprenda una cierta modernidad que equivalga a la que utiliza la gran minería que invierte millones en comunicación; un documento que sea el reflejo de una región líder mundial en la actividad minera. Si comparamos este llamado a algo análogo que ofrece el sector privado, es comparar Goliat con David pero sin el desenlace bíblico final. Con este modus operandi, en la correlación de fuerza, son los supuestos más “humildes” que pierden. Y a justo título.
La estética juega un papel importante en la presentación de licitaciones, especialmente en aquellas ofertas que necesitan imponer un sello y en el caso de la región de Antofagasta, una región que per se es competitiva, debe contribuir a la claridad y atractivo de la oferta, facilitando la comprensión. Objetivamente, no es el caso, y solo analizando la superficie, esto traduce algo que no es para nada positivo. Si estudiamos algo del fondo, sucede lo mismo, si nos referimos al plazo que dispone esta licitación.
Acá, se debe adjudicar una cifra que supera los 410 millones de pesos y para poder proceder a la tarea, compleja, de “construir” un proyecto para aquello, se otorga un plazo de solo un mes para poder armar una propuesta, inclusive ahora hay menos tiempo ya que el llamado inicio el 22 de abril y caduca el 22 de mayo… Por lo demás, el plazo para formular preguntas antes ciertas dudas, en caso de querer postular, es de solo una semana, desde el 22 hasta el 29 de abril, y el plazo empezó a correr desde el día de la publicación de la oferta… es decir, no se ha considerado un cierto tiempo para la difusión de esta licitación, y una vez ese periodo establecido cumplido, iniciar otro, dentro del plazo, para poder hacer preguntas… Solo con observar este tipo de actuar, tenemos la impresión que este llamado está hecho en catimini, es decir con mucha discreción, casi escondido, buscando que esto no haga ruido y que sean pocos los que postulen.
Pueden estimar que es un poco lapidario afirmar aquello, a propósito del futuro otorgamiento de estos 410 millones de pesos, pero desde un punto filosófico se sostiene. Como disfrutamos la suerte de disponer de un gobernador, Ricardo Diaz, que es, originalmente, profesor de filosofía, debemos imperativamente hacer referencia a la disciplina que tiene la vida por objeto, la razón por medio y la felicidad por meta.
Guillermo de Ockham, un monje franciscano del siglo XIV, del sur de Inglaterra, planteó un principio que se ha aplicado en una variedad de campos, de la ciencia a la lógica, y que sigue vigente. El filósofo y teólogo indicó que “en igualdad de condiciones, la solución más sencilla suele ser, también, la más probable.” Acá, muchos están sorprendidos por la poca calidad y claridad de la redacción de la oferta y el plazo que le ha sido asignado. Algo ya olía mal, y se comentó durante la campaña electoral de gobernador/a, por parte de diferentes candidatos, en torno a la última licitación y, compilando numerosos otros hechos, no es lo único que despierta sospecha en lo que concierne la actividad del gobierno regional y de todo lo que le está relacionado. Es urgente salirse de esa dinámica que le conviene solo a unos pocos.
Hace unos meses atrás, estalló el caso Cicitem, del cual todos se lavaron las manos, hasta el directorio a cargo de vigilar la utilización de esos fondos públicos; por otra parte, supimos esta última semana que dos otros casos están llamando la atención de la fiscalía, dos personas cercanas al gobernador, una fue su jefa de gabinete y otra dirigió su última campaña durante un buen tiempo y antes trabajo en el … Cicitem. Todos los caminos de lo mencionado no nos llevan a Roma, menos al Vaticano, sino al Partido Socialista regional, que siempre ha apoyado a Ricardo Diaz, y eso desde su primera candidatura como gobernador. Bueno, una corriente del PS siempre lo ha respaldado, pero todos sabemos que donde hay 4 socialistas, hay, a lo menos, tres corrientes.
Lo que Antofagasta necesita no es simplemente la “actualización” de un documento basándose en datos nuevos. Las autoridades y ciudadanos de esta región no pueden seguir validando un modelo que premia la sobre explotación, que va a seguir profundizándose, y que en mayoría de los casos gambetea los límites de la naturaleza y que expone a sus propios habitantes a la precariedad. Antofagasta necesita, innegablemente, definir de nuevo un pacto social con la gran minería, donde todos salgan ganando, o mejor dicho, en el cual se traduzca perentoriamente la necesidad que esta región no siga perdiendo el partido. Y para eso se necesita una estrategia sólida. Y eso se traduce y se inicia con un llamado a concurso de calidad, inclusive que pueda atraer agentes calificados del exterior, el monto que se está licitando lo permitiría.
En “El Principito” de Antoine de Saint-Exupéry, el niño héroe le pide al aviador, que acaba de cruzar en el desiertodel Sahara, de dibujarle un cordero. Ante el misterio de esa presencia infantil y sin duda tranquilizado por la inocencia que percibe en sus ojos, se ejecuta. El Principito desaprobará los primeros dibujos pero terminará aceptando el último, un bosquejo que representa una caja con varios pequeños hoyos. Saint-Exupéry le indica a su nuevo amigo que ahí se encuentra el cordero que él le pidió, y sorprendido, verá el rostro del niño iluminarse, este indicándole que era exactamente lo que quería.
Nosotros también vivimos en un desierto, el más árido del mundo, pero Ricardo Diaz no es un aviador, es una autoridad, el político a cargo de la región, y nosotros, ciudadanos, no somos principitos; varios hace rato que ya han perdido su inocencia infantil, la que corresponde a los padres de cuidar y guiar. El sustituto a esa inocencia, que todos perdemos en gran parte, es, para los ciudadanos, la transparencia. En política , en la cajita con hoyitos, se pierden los sueños, los compromisos, las ilusiones, la imaginación, las ideas y muchos fondos públicos. Acá existe un imperativo de acercarse un poco más a lo deseado por todos, que es tener una región, en términos de calidad de vida, al nivel de las riquezas que esta misma genera. Hoy, en está ciudad, hay principitos que lo único que piden es que le dibujen un hogar sin un vertedero al lado y que eso se haga realidad. Ni eso hemos sido capaz de otorgarles. No siempre lo esencial, es invisible a los ojos.