Ocho horas de secuestro. Ali Zeidán, primer ministro libio, fue retenido por un grupo de hombres armados en un hotel de Trípoli, capital de Libia, desde donde fue trasladado en varios coches, a las instalaciones del departamento contra el crimen del Ministerio del Interior, donde lo retuvieron hasta su liberación, «bien de salud» y siendo tratado «como cualquier otro ciudadano».
El secuestro de Zeidán es una respuesta a la intervención estadounidense el pasado fin de semana en Libia, donde capturaron a un presunto líder de Al Qaeda, Abu Anas al Libi,, que todavía está siendo interrogado por miembros de inteligencia. Una dentención que ha contribuido a desestabilizar más la situación política del país.
Otros grupos más radicales anunciaron a principios de semana su intención de golpear a ciudadanos e intereses estadounidenses para “vengar” la captura de Al Libi.
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