El exseremi de economía Antonio Sánchez cuestionó con dureza la forma en que el Estado ha invertido en Antofagasta durante los últimos 15 años, a la luz de un reciente informe del Consejo de Políticas de Infraestructura que analiza la inversión pública entre 2010 y 2024.
Según el estudio, Antofagasta solo recibe el 5,4% de la inversión pública total del país, a pesar de aportar históricamente alrededor de un 12% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
“Cuando comparas lo que la región aporta al PIB con lo que recibe en inversión pública, somos la peor región del país. La relación es 0,4. Otras regiones están en 1 o sobre 1. Incluso la Metropolitana, que aporta cerca del 42% del PIB, tiene una relación mejor que la nuestra”, explicó Sánchez.
La tajada más chica de la torta
El informe consolida el gasto efectivo de los principales ministerios inversores —Obras Públicas, Educación, Salud, Vivienda, concesiones y gobiernos regionales— y confirma algo que expertos locales venían advirtiendo hace años: Antofagasta recibe menos de lo que entrega.
“Valparaíso tiene cerca de un 9,4%, la Región Metropolitana un 19%. Antofagasta se queda con un 5,4%. Y eso en una región que sostiene buena parte de la actividad minera del país”, agregó el analista.
Sánchez subrayó que, al mirar el aporte al PIB versus la inversión pública recibida, Antofagasta y la Metropolitana son las más castigadas, pero la región minera termina peor parada.
Ministerios ausentes y obras que no llegan
Uno de los datos que más llamó la atención de Sánchez es el rol de ministerios clave:
- Ministerio de Educación: “En 15 años, el estudio refleja 0% de inversión en la región. No se ha construido ni un colegio dependiendo directamente de ese ministerio”, remarcó.
- Ministerio de Salud: Aparece con cerca de un 3,1%, pero buena parte de la infraestructura se ha levantado vía concesiones, como el hospital regional.
- Ministerio de Obras Públicas (MOP): Registra alrededor de un 4,6%.
En concesiones, Antofagasta concentra cerca de un 9% del total nacional, principalmente por el hospital y las autopistas, pero —plantea Sánchez— eso no compensa la falta de proyectos estructurantes de ciudad.
“Las autopistas cambian la cara, sí, pero ¿qué obras en la ciudad le han cambiado realmente el rostro a Antofagasta en estos 15 años? Ese es el punto: no se trata solo de cuánta plata, sino de en qué se está poniendo”, enfatizó.
Cuando la inversión privada se usa como excusa
Uno de los puntos más duros del análisis fue la crítica a la lógica con que el Estado mira a Antofagasta: mucha inversión privada, poca inversión pública.
“Que haya alta inversión privada en un territorio no puede ser excusa para que el Estado retroceda en inversión pública. Son cosas distintas. Si el Estado se retira, terminas frenando también al sector privado por falta de infraestructura”, advirtió.
Puso como ejemplo las carreteras saturadas, la competencia entre camiones y vehículos particulares, y la falta de conectividad adecuada, todo lo cual incide en que muchos trabajadores ya no vivan en la región.
Descentralización a medias: menos decisión regional
El informe también mide cuánta inversión pública se decide en la región —a través de los gobiernos regionales— y cuánta sigue concentrada en los ministerios en Santiago.
Sánchez recordó que por años se habló de que cerca del 30% de la inversión era de decisión regional y el 70% sectorial, pero las cifras muestran una tendencia preocupante:
- Entre 2010 y 2016, la decisión regional oscilaba en torno al 30%.
- Luego comienza a bajar: 20%, 19%, 9%.
- En los últimos años, ya con gobernadores electos, la proporción regional se ubica entre 12%, 17% y 14%.
“Justo cuando se empiezan a elegir gobernadores, baja la cantidad de recursos sobre los cuales la región puede decidir. Se les entrega la foto, pero no la billetera completa”, apuntó.
Falta de visión: más allá de la “multicancha”
Para Sánchez, el problema de fondo no es solo cuánto dinero hay, sino para qué se usa y quién define el rumbo:
“El diagnóstico ya está hecho, los números están. Lo que falta es visión. Saber qué queremos ser: ¿ciudad turística, ciudad de servicios, nodo logístico, capital de la minería verde? Cuando tienes visión, eso se traduce en proyectos y vas a Santiago a pelear recursos para esos proyectos, no solo para rellenar presupuesto.”
También advirtió sobre el riesgo de que la política regional quede atrapada en la presión de la demanda inmediata:
“Si solo respondes a la carencia del día a día —la multicancha, la sede, la reja perimetral— no construyes desarrollo. Eso es necesario, pero no suficiente. Las decisiones de futuro no siempre son las más populares, y hay que tomarlas igual.”
“El desafío es recuperar la capacidad de soñar ciudad”
Al cierre, Antonio Sánchez llamó a retomar la discusión de proyectos con rostro y horizonte, al estilo de las obras que marcaron a Antofagasta hace un siglo.
“Hace cien años fuimos ciudad modelo. Si con menos recursos se pudo pensar en grande, es legítimo preguntarse qué pasó en estos cien años. El desafío hoy es recuperar la capacidad de soñar la ciudad y no conformarse con administrar la escasez”, concluyó.












