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jueves, 15 mayo, 2025
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Columna de opinión

La IA también necesita independencia cultural

"Usamos inteligencias entrenadas en inglés, con valores que no son nuestros y datos que no nos consideran. La soberanía tecnológica ya no es solo una aspiración: es una necesidad cultural urgente en América Latina", Patricio Encina, Consultor - Doctor en Comunicación

“Jugando juegos de otros nunca vamos a campeonar”

— Los Prisioneros, 1986

Hay canciones que envejecen mal.

Otras, como “Independencia Cultural” de Los Prisioneros, parecen escritas para tiempos que aún no llegaban. Treinta y nueve años después de su lanzamiento, la advertencia es la misma: si seguimos jugando juegos ajenos, nunca seremos protagonistas.

Y el nuevo juego, por si no lo has notado, es la inteligencia artificial.

Hoy usamos modelos que nos responden con eficiencia, pero también con una distancia incómoda. Modelos que no entienden nuestro acento, que no captan nuestras ironías, que confunden “estar pato” con una especie de ave. IA’s entrenadas con millones de datos… pero casi ninguno nuestro.

“En este sitio lejano, la gente es pobre, la gente da la mano”

La mayoría de los grandes modelos de lenguaje —ChatGPT, Gemini, Claude— fueron entrenados con información en inglés, desde el norte global, con datasets que invisibilizan a América Latina. Lo que Jorge González cantaba como “influencias, sugerencias / europeos llévense su decadencia”, hoy se traduce en recomendaciones de productividad que no consideran la informalidad laboral, o en textos que romantizan la meritocracia desconociendo nuestras brechas.

Pero esto no es nuevo. Nos enseñaron que cultura es “cualquier cosa rara, menos lo que hagas tú”, y ahora lo digital replica el mismo sesgo: una IA que no nos ve, no nos nombra, no nos reconoce.

“No te disfraces, no te acomplejes / eres precioso porque eres diferente”

Por eso es tan relevante la aparición de Latam-GPT, el primer modelo de lenguaje desarrollado en, desde y para América Latina. Coordinado desde Chile por el CENIA y respaldado por más de 30 instituciones de la región, este proyecto busca entrenar un modelo con nuestras palabras, nuestros problemas, nuestros referentes. Una IA que no necesite subtítulos para entender lo que es carrete, un bajón o un cachai.

Más que una innovación técnica, es una declaración de principios: un acto de soberanía en un terreno dominado por gigantes que no nos consideran parte del mapa.

“Grita fuerte, tenemos que declarar / Independencia Cultural”

No se trata de rechazar lo que viene de afuera. Se trata de equilibrar la cancha. De construir tecnologías con nuestra voz. Porque si seguimos usando herramientas entrenadas para otros, seguiremos siendo usuarios… no autores.

Hoy, declarar independencia cultural significa algo más que no escuchar a Bach o pintarse el pelo de verde. Significa entrenar nuestras propias inteligencias, con nuestras historias, nuestras “bonitas siglas”, nuestros códigos, nuestra gente.

Jorge González lo gritó desde el margen cultural. Hoy, el margen es digital.

No se trata de rechazar a Bach, ni de encerrarnos en lo local. Se trata de que también podamos escuchar, crear y decidir con nuestras propias referencias, nuestros propios datos, nuestras propias voces.

Declarar independencia cultural, también en la IA, es reconocer que la tecnología no puede seguir pensándose sin nosotros.

Porque entenderse con la gente —como dice la canción— es también entender a los pueblos que nunca fueron parte del entrenamiento.

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