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viernes, 25 abril, 2025
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Columna de opinión

La izquierda y los liderazgos moleculares

"Las moléculas son el conjunto de varios átomos, es decir son diferentes elementos que componen una figura, pero no están todos uno detrás de otros. Por lo demás, se pueden crear configuraciones absolutamente inéditas, más de allá de las ideologías, partidos, temas, más allá del hecho que si los “átomos” son idénticos o no. Pero, por otro lado, también, esas configuraciones son pocos sólidas, depende de las circunstancias, pueden desintegrarse y rearmarse muy rápidamente", Cristian Zamorano, Doctor en Ciencias Políticas

La semana pasada, en la columna “La Derecha, los liderazgos y Peter Parker”, hemos intentado analizar los liderazgos en la derecha regional. Para poder tener un panorama más completo del escenario global, debemos imperativamente proceder a un estudio de la vereda de al frente, teniendo como horizonte las próximas legislativas. Desde esa óptica, es lógico tomar como postulado de partida las últimas parlamentarias, las de 2021, para reflexionar a partir de sus resultados y consecuencias.

En esa oportunidad, la izquierda logró obtener 3 escaños, y eso a través de los éxitos de Catalina Pérez, entonces de Revolución Democrática (RD), de Jaime Araya, que fue como independiente en la lista del PPD y de Sebastián Videla, igualmente independiente que postuló en una lista del Partido Liberal.

Al inicio del mandato presidencial de Gabriel Boric, la persona que tenía todas las cartas en manos para afiatar su poder era Catalina Pérez. Había salido primera mayoría de su sector después de una brillante campaña electoral. Tener un liderazgo político induce la capacidad de tomar decisiones que impactan a la sociedad, combinando visión, influencia, responsabilidad y, en un mundo perfecto, integridad. Y en este caso preciso, en lo que concierne la integridad, la duda se inmiscuyó. El “caso convenios” la golpeó fuertemente ya que las personas que componían su primer círculo de poder se vieron involucradas y hasta inclusive algunas están en la cárcel. Hoy, su liderazgo es casi nulo y sus chances de reelección, si logra a presentarse, son casi negativas. La locomotora política que tenía RD no llegó ni a la segunda estación de tren. El futuro no va por ahí.

Los dos otros diputados mencionados tienen liderazgos atípicos, pero de una índole totalmente diferente el uno del otro. Jaime Araya, en un estilo muy propio a su “clan”, muy democratacristiano en su ADN, su alma mater, durante estos 4 años, ha trabajado diferentes ejes, posicionándose fuertemente en torno a la seguridad y del voto extranjero. Ha tenido apariciones en televisión nacional, nunca olvidando la región, territorialmente hablando, y siempre trabajando, en su tarea de legislador, los diferentes temas. Pero eso, no garantiza, mecánicamente, que su “sex appeal” electoral haya aumentado. Por otro lado, nada indica tampoco que este ha disminuido. ¿Los 12 mil votos que logró obtener en las últimas legislativas, con el formato voto voluntario, significarán; ya que el padrón electoral se doblega; más de 25 mil con voto obligatorio? De lo que estamos seguro es que hace rato que el dicho legislador ya empezó a trabajar para aquello, de manera explícita como implícita.

En las últimas legislativas, para él, se alinearon los planetas, y como la suerte sonríe a los que tiene un estilo audaz, porque no pensar que acá de nuevo puede pasar algo. La pelota que rompe las redes del arco al último minuto del partido. Pero inclusive si eso sucediera, más que liderazgo, lo que se visualiza con este caso, es un camino propio, una trayectoria perteneciente a una familia política local. Es tan así, que hace falta una tercera generación y podríamos definitivamente hablar de dinastía.

Innegablemente, en la izquierda, el gran favorito para las legislativas es el diputado Videla, o más bien el diputado “Ciudadano Videla” porque su activismo social en relación con temas de contingencia, exhibido constantemente en sus redes sociales como en intervenciones en televisiones locales y nacionales, recuerdan el origen de su trayectoria política, su programa intitulado “Ciudadano Videla”. Podemos identificar así una cierta línea de conducta, que no ha variado a través de los años, sino que más bien ha evolucionado, se ha ampliado y masificado, con un boom indiscutible durante y posteriormente al periodo de confinamiento. Hoy, como lo fue ayer, ese activismo le retribuye en términos de popularidad.

Estamos ad-portas de verificar por cuanto se traduce eso en cantidad de votos. Sería muy sorprendente que este nuevo episodio de su carrera no culmine con un éxito. Varios critican los temas que embarca su activismo social, que a veces, sino muchas, lo acerca más a la actividad de un alcalde que de un diputado, pero es indiscutible también que logra a tocar las teclas que arrojan sino una adhesión a un proyecto político, una cierta simpatía y reconocimiento a su actuar por parte de diferentes sectores sociales. Y acá está lo paradójico. El mejor competidor de la izquierda, en realidad, trasciende ese sector y no se circunscribe a este, sino que tiene un aspecto mucho más transversal.

¿Eso es liderazgo? Hay aspectos de aquello, pero no lo es propiamente tal. Vemos más bien a un “llanero solitario”, que no ha deseado multiplicar su poder en el sentido de crear varios “ciudadanitos Videla”. Porque si uno es líder, eso supone que arrastra otros actores consigo mismo, no solo seguidores. Al terminar este mandato, el Partido Liberal no se ha reforzado de manera descomunal en la región. Quizás las legislativas de noviembre son la oportunidad de fortalecerlo, y por ahí un liderazgo, siempre y cuando esa sub-lista doblega en la próxima elección. Eso se ve difícil pero lo esencial está en su reelección y eso va en buen camino.

Ahora, factualmente, el personaje de izquierda que ha tenido más votos en la historia de la región es el actual gobernador Ricardo Diaz, con 165 mil votos en su reelección, seguido por la exdiputada y alcaldesa Marcela Hernando, con 151 mil. Podríamos pensar que, con esa configuración, los liderazgos son indiscutibles en ese sector. La exministra radical ha declarado estar en “stand-by” políticamente hablando y Ricardo Diaz nunca convocó toda la izquierda detrás de él, porque tampoco realmente lo ha querido. Recordemos que ha intentado crear su propio partido en torno a su figura, “Somos Región”, proyecto que apenas nació, murió; y luego durante su última campaña, ninguno de los legisladores de su sector lo apoyó. Los que se “movieron” para él, fueron los ex partidos de la Nueva Mayoría y esencialmente el Partido Socialista, y en un grado menor el Partido Comunista. Hoy vemos que, si liderazgo hay, arrastra esencialmente figuras de una parte del PS y otras que esa misma parte trata de reclutar en sus filas. La mayor sinergia que vemos que intenta de establecer el gobernador es con el actual alcalde de Antofagasta, Sacha Razmilic, personaje que busca también a fortalecer su liderazgo en un sector que está en un proceso de redefinición en ese ámbito.

Ya hace casi una década, el sociólogo polaco Z. Bauman habló de una sociedad liquida, término que se vulgarizó porque interpretó perfectamente el periodo de la modernidad que estamos viviendo. Hoy, en esa sociedad liquida, yo calificaría lo tipos de liderazgos que vemos en la región, y en el ámbito global, como “moleculares”, en el sentido que las moléculas son el conjunto de varios átomos, es decir son diferentes elementos que componen una figura, pero no están todos uno detrás de otros. Por lo demás, se pueden crear configuraciones absolutamente inéditas, más de allá de las ideologías, partidos, temas, más allá del hecho que si los “átomos” son idénticos o no. Pero, por otro lado, también, esas configuraciones son pocos sólidas, depende de las circunstancias, pueden desintegrarse y rearmarse muy rápidamente. Si eso es así, en el fondo no es tan grave, más allá del juicio moral que uno pueda tener. Lo importante, y eso también este XXI nos lo está enseñando, es lo empírico, los resultados, más allá de los anuncios y de las posturas.

En esta ciudad, hay un tema que debe ser resuelto IMPERATIVAMENTE. Es el de las quemas y del vertedero en el sector norte. El alcalde, en una columna, hace llamado a una sinergia transversal involucrando todos los rangos de autoridad. Ahí la configuración molecular de los liderazgos podría tener un resultado palpable que muchos miembros de la ciudadanía esperan. Porque esa configuración no es contraria a la idea de democracia, siempre y cuando hay resultado. Es el statu quo el enemigo del espíritu democrático, la ineficiencia y pasividad de sus actores, el clientelismo y mercantilismo político, la ausencia de un verdadero voluntarismo para resolver las problemáticas que atañen a la ciudadanía. Y eso en el fondo, no depende de la vereda en la cual uno se encuentra, sino simplemente de la voluntad de hacer las cosas para el interés general.

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