La Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados sesionó en las instalaciones del Observatorio Paranal, donde Itziar de Gregorio, representante del Observatorio Europeo Austral (ESO) expuso cuáles serán las consecuencias en la zona de Taltal, que posee los mejores cielos del mundo para la astronomía, si llega a concretarse la construcción del proyecto INNA de la compañía AES Andes. Los estudios encargados indicaron que la actividad industrial traería contaminación lumínica, emisión de polvo, deterioro del perfil atmosférico y vibraciones, condiciones que afectarían a tres de los observatorios más importantes del planeta.
La iniciativa, para la cual se invertirían unos mil millones de dólares, levantará un parque eólico, una planta fotovoltaica, una desanilizadora, una planta de producción de hidrógeno y un puerto industrial, lo cual también representa un polo de atracción para la llegada de otras industrias. De Gregorio planteó que una de las soluciones que proponen es un radio de exclusión de 50 kilómetros. Aunque se trata de una cifra mínima, aseguró que, si se implementa una medida como esta, de inmediato representaría una estrategia de mitigación para las instalaciones que resultarían más perjudicadas.
Los parlamentarios sesionaron la tarde de ayer y entre ellos estuvieron la diputada Yovana Ahumada, Sebastián Videla y Jaime Araya como presidente de la comisión. El proyecto de energía cuenta con la oposición de los legisladores, también la del alcalde de Taltal, Mario Acuña, el gobernador Ricardo Díaz e incluso la Cancillería respaldó las críticas hacia la iniciativa, que continúa su tramitación en el Servicio de Evaluación Ambiental.
Entre los datos que dio a conocer en su exposición, Itziar de Gregorio señaló que existe una distancia de pocos cientos de metros entre la primera luminaria que tendría INNA y uno de los telescopios ubicados en la zona. Y relató que desde que supieron la envergadura y las intenciones finales del proyecto, encargaron estudios sobre los impactos en los instrumentos astronómicos.
Cuatro factores de estudio
“Son estudios muy serios, hechos por los mejores científicos expertos mundiales en el tema, algunos están dentro de la ESO y otros fuera. Además, son estudios hechos por los ingenieros expertos que construyen todas estas tecnologías”, declaró la representante de ESO. Estos se centraron en cuatro factores, contaminación lumínica, emisión de polvo, deterioro del perfil atmosférico y vibraciones.
Para el estudio de contaminación lumínica utilizaron los modelos más avanzados, con los que pueden modelar los efectos de las luminarias de un proyecto que se encuentra a cierta distancia con un gran nivel de detalle, porque pueden incluir las características de la meteorología del sitio.
“Como consecuencia de este estudio de varios meses, llegamos a la conclusión de que imposibilitará la detección de objetos débiles en el universo, que, por cierto, fue el motivo por el cual se han construido estos telescopios tan grandes en el lugar más oscuro del planeta. Se puede hacer mucho tipo de ciencia, muchos tipos de estudio, pero detectar los objetos más débiles, las primeras galaxias que están en el borde del universo, planetas como la Tierra que desde acá se ven muy débiles, eso no se puede hacer en todos los observatorios”, advirtió.
En misión de polvo, agregó, este proyecto desarrollará grandes plantas para construir tuberías para el transporte del amoniaco hasta el puerto para su exportación. La construcción de estas zanjas emitirá grandes cantidades de polvo a la atmósfera. “También hemos modelado el efecto del polvo sobre los observatorios, partiendo de los datos proporcionados por la propia empresa al enviar su proyecto a evaluación medioambiental. El efecto que produce esto es que se deposita poco a poco el polvo sobre los espejos grandes y sobre todo en la óptica de los instrumentos. Al final lo que hay que hacer es sacar cada vez más estos espejos, limpiándolos y espectándolos otra vez. Eso tiene un impacto en cuanto a la eficiencia de las operaciones”, indicó de Gregorio.
El tercer aspecto es el perfil atmosférico. La doctora en Astrofísica relató que el sitio en el que se emplazará INNA tiene muy poca turbulencia y es perfecto para utilizar tecnología que permite observar casi como si estuviéramos en el espacio. El problema, agregó, es que INNA tendrá un parque eólico enorme y un parque fotovoltaico bastante grande. Las turbinas al girar producen una imagen, aumentando mucho la turbulencia y los paneles solares, cuando son una cantidad enorme se calentarán mucho de día y por la noche se enfrían. Esto significa que emiten toda esa energía cinética a la atmósfera y el efecto que se produce es turbulencia atmosférica, lo cual A la distancia deteriorará el perfil hasta el punto de que dificultará el uso de la técnica de óptica adaptativa y, por supuesto, las condiciones de calidad de imagen se deteriorarán.
“Es posible que no volvamos a usar esta técnica»
El último punto que es extremadamente preocupante está relacionado con las vibraciones, expresó de Gregorio. Las turbinas eólicas cuando giran equivalen a golpetear el suelo y toda esa gran cantidad de turbinas girando, golpeteando el suelo producirán microvibraciones y el estudio que realizaron concluye que llegará a los telescopios ELT y VLT.
“Esto, en tal forma que van a imposibilitar por un lado que los 800 segmentos de pequeños espejos que conformarán el espejo de casi 40 metros de diámetro del ELT no se puedan poner en fase, no puedan sintetizar ese espejo de 40 metros. Y esto afecta muchísimo a la calidad de la imagen. Además, en el caso del telescopio VLT, cuando combina la luz de todos los telescopios, la interferometría, las vibraciones que emitirán las turbinas eólicas nos sacarán fuera de rango. Es muy posible que no podamos realizar nunca más esta técnica allí, técnica que dio el último premio de Nobel Física”, planteó la investigadora.
Consecuencias de concretar el proyecto
De Gregorio manifestó que las consecuencias de la construcción del proyecto, en primer lugar, será perder el liderazgo mundial de Chile en observación astronómica.
“Un estudio científico hecho por una persona experta en contaminación lumínica que se dedicó a recorrer todos los lugares del mundo donde hay grandes observatorios, llegó la conclusión de que Paranal tenía el cielo más oscuro del mundo. El segundo lugar lo ocupa Cerro Armazones y en tercer lugar está en Chajnantor. Esto significa que los cielos de Paranal y Armazones dejarían de ser competitivos para que se siguieran construyendo megaproyectos astronómicos”, reflexionó.
Esto es de preocupación para la representante de ESO, porque la astronomía es una rueda que gira de forma continua y ahora están pensando en el siguiente proyecto de la organización y, en ese contexto, le gustaría que este sitio siguiera siendo competitivo para ser un posible sitio de colocación de los siguientes telescopios ESO. “Si el proyecto INNA viene aquí, eso ya no será posible. Los telescopios VLT, VLTI y ELT perderían su capacidad de observar por el aumento de la turbulencia”, lamentó. Además, dijo que esto sería analizado por otros organismo y otros países que tendrían intenciones de traer sus proyectos. Si ven que no se cuida el cielo, que pierden calidad, de considerar a Chile como el mejor lugar para colocar estos instrumentos. Y el área más perjudicada sería la formación de capital humano avanzado, ya que los observatorios disponen de un 10% del tiempo para científicos locales.
Soluciones: radio de exclusión
Pero ESTO también propuso soluciones en la sesión con los parlamentarios. Todo el estudio técnico y científico apunta en la misma dirección, establecer una distancia mínima de seguridad. Antes podían ser 20 km., porque solamente había industrias mineras, pero ahora existen otro tipo de industrias, tecnologías y efectos a considerar.
“Y la distancia es lo que está funcionando, junto con cierto control de contaminación lumínica, porque recordemos que la contaminación lumínica se suma. No importa cuántos proyectos no haya dentro del radio de 50 km. Si todos se colocan a 50 km y todos contaminan mucho, igual afectará. Los modelos nos dicen que, si el proyecto se va a una distancia de entre 50 a 100 kilómetros, el efecto en contaminación lumínica se mitiga. Este número, 50 kilómetros, es clave para empezar a mitigar los efectos en cuanto a propagación de la turbulencia atmosférica y las microvibraciones. Es una cuestión de distancia, si se va a 50 kilómetros, todos estos efectos empiezan a desaparecer”, subrayó la profesional.
Desde su posición, de Gregorio declaró que hay una necesidad de declaración de radios exclusión, donde este impacto en proyectos industriales se mitigue solo con la distancia de los observatorios. Y esto permitiría que Chile protegiera su reputación mundial y su compromiso con la astronomía, así como su liderazgo en calidad de cielos.