El 22 de septiembre la Comisión de Constitución de la Cámara votará en particular el proyecto que permite el 4to Retiro del 10% de los fondos previsionales, en medio de una tormenta comunicacional, condicionada por los grupos de interés que vienen sembrando el terror en la economía desde que se comenzó a plantear esta alternativa, para enfrentar la crisis que gatillo la llegada del Covid.
En perspectiva, dichos grupos de interés, que son básicamente especuladores, inversionistas y rentistas del sistema financiero, se han encargado de profetizar el apocalipsis que caerá sobre el desarrollo del país, si los fondos de pensiones, el ahorro de los trabajadores, deja de estar disponible como sangre fresca para el sistema financiero y su complejo entramado de intereses y privilegios. Y resulta una evidencia irrefutable que, hasta ahora ninguno de los pronósticos apocalípticos se han cumplido, y por el contrario los retiros han sido oxígeno para las familias.
En este contexto ahora aparece en el horizonte, la presión inflacionaria, un complicado concepto de la economía, que explica porque es inconveniente para la macroeconomía que muchas personas tengan dinero disponible, y supone que lo mejor para las personas necesitadas es mantenerse en ese estado, porque son ellas las principales impactadas negativamente, por la inflación, así de absurdo.
Evidentemente hay buenas razones para llevar adelante esta discusión, para marcar posiciones a favor y en contra, pero como en todas las cosas de la vida, la decisión no se tomará en un escenario hipotético e ideal, sino que en medio de una angustiosa crisis, que estremece a las familias de clase media.
Y la respuesta del sistema, ha venido por el lado de la derecha, encabezada por Sichel, quien como su homónimo Sebastián Piñera, pretende incidir en el debate desde el ridículo altar del “liderazgo”, y bajo esa consigna amenaza con pistolas de agua, a sus parlamentarios si se atreven a votar por las aspiraciones de la clase media.
Hay otro candidato, que para vestirse de responsabilidad, impulsa un retiro sujeto al cobro de impuestos, mediante pago diferido y en cuotas, instrumentalizando este mecanismo de auxilio a las familias, para cubrir los supuestos déficits que tiene para aspirar a la presidencia, los que ya sabemos, provienen del resultado de focus group y encuestas, entregándonos una respuesta alejada de la sinceridad, intuición y frescura que ha caracterizado su irrupción.
Aquí tenemos confianza que Yasna Provoste tendrá la sensibilidad e inteligencia para entender que no hay otra posibilidad de entregar una ayuda como esta a las familias de clase media, y por lo tanto es indispensable apoyar el 4to Retiro, sabiendo que la responsabilidad del próximo gobierno radica en diseñar políticas públicas de largo plazo, que permitan recuperar el daño que Piñera le ha hecho a nuestro país, y sobre todo hacerse cargo de construir un futuro que tenga como escenario de fondo la crisis climática, por lo tanto alejado de esa idea que donde haya una necesidad que satisfacer hay un negocio por desarrollar.
Se necesita comprensión, sobre la necesidad de poner por sobre los intereses del sistema financiero, las angustias de las familias de clase media, las que vivimos en un mundo de incertezas, con escasas ayudas estatales, y entregadas a los vaivenes del mercado. El 4to Retiro del 10% es una respuesta a todo eso, si es buena o mala, que eso lo decida cada familia que pueda optar a disponer de estos recursos, producto del trabajo de cada cotizante.
Ojalá diputados y diputadas tengan la sensibilidad de entender la situación actual, y no escuchen a quienes, desde el pedestal del liderazgo pontifican sobre las inconveniencias que generará a la macroeconomía permitir un nuevo retiro, pues si dentro de los principales efectos, que estos pseudo lideres consideran negativos, se encuentran que hay menos mano de obra disponible, la solución es la que propuso el Presidente de Estados Unidos, “paguen más a los trabajadores”.
