El aporte de los buses eléctricos que comenzaron a operar en Antofagasta es indudable. A la modernidad de las máquinas se suman diversos detalles pensados en hacer mucho más amigable el recorrido con detalles como Wifi, puertos USB para cargar los celulares y aire acondicionado. Eso sí, cuando logras sortear el estrecho torniquete con el cual fueron equipados.
Esto último es una queja constante entre quienes, debido a su peso, encontraron en esa barrera de entrada un obstáculo para disfrutar la experiencia del transporte público. Molestia que también se produce cuando va una madre con su hijo o con las bolsas de supermercado.
Y es que pese a que las máquinas están diseñadas para 72 pasajeros, personas de mayor contextura viven un verdadero calvario al enfrentar el torniquete el cual fue pensado cuando se cambie el sistema de pago por uno con tarjeta, similar a la BIP en Santiago.
«Me quedó atajado el trasero»
Uno de los afectados por el pequeño espacio para ingresar a los buses fue el concejal de Antofagasta Gabriel Alvial, quien contó en sus redes sociales la experiencia que le tocó vivir.
«Aquí haciendo uso de los buses eléctricos, la cosa maravillosa hasta con aire acondicionado y tomas de energía puerto USB para cargar celular. El único problema que tuve es que después de pagar debí pasar por la mini puerta giratoria y me quedó atajado el trasero y ahora estoy observando como se bajan para no pasar vergüenza», indicó el edil.
Comentario al cual también se sumaron otros usuarios del sistema, quienes plantearon que «a mí me paso lo mismo, así es que después bajé por la puerta del medio para no seguir pasando vergüenza». Otro señaló que «en Santiago es similar. La gente ya se acostumbró, pero después de muchos años».