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martes, 23 abril, 2024
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Angamos: la batalla donde debuta el proyectil antiblindaje

Además, este hecho fue la primera vez en que acorazados se enfrentaban en altamar. Una vez capturado el Huáscar, la nave fue revisada por técnicos extranjeros quienes redactaron informes que fueron incorporados para la elaboración de nuevos y avanzados buques de guerra.

El ocho de octubre de 1879 se produjo la batalla naval de Angamos, hecho de armas acaecido frente a las costas de Mejillones en donde buques de la Armada de Chile (principalmente el Cochrane y el Blanco Encalada) logran cazar al Huáscar, nave peruana que desde hace meses asediaba las costas del norte, en medio del desarrollo de la Guerra del Pacífico (1879-1883).

Esta batalla fue la primera en la historia naval donde se enfrentaron buques blindados en altamar, pues durante la Guerra de Secesión hubo un encontrón entre naves de acero en la batalla de Hampton Roads en marzo de 1862, pero esta se desarrolló en un río, y sin resultados decisivos.

No obstante Angamos también fue el escenario propicio donde hizo debut exitosamente una temible munición desarrollada en Inglaterra la década anterior, y que daría paso a una nueva era de ingeniería militar. El proyectil antiblindaje.

Batallas Navales

Desde la batalla de Lepanto en 1571 donde hacen debuts las galezas y galeones -iniciando así una era de batallas navales del tipo “Piratas del Caribe”-, la dinámica de los combates fue más o menos la misma.

Esta consistía en líneas de barcos adversarios navegando en paralelo y disparándose mutuamente. Estas naves tenían por lo general dos hileras de cañones por banda, y su poder destructivo consistía en destrozar al enemigo mediante el tiro de esferas de hierro sólido (cañonazo), los cuales no eran explosivos sino que a través de la energía cinética destrozaba la madera -ojalá bajo la línea de flotación-, matando o hiriendo en el acto a los tripulantes producto de la eyección de esquirlas o el impacto directo.

Esto no cambió hasta mediados del siglo XIX, cuando con el inicio de la revolución industrial aparecen los ironclad, buques propulsados por vapor y enchapados en planchas de acero. La primera la desarrollaron los franceses alrededor de 1859, y le llamaron “La Gloire”.

Inglaterra (rival histórico de Francia) reacciona ante esta innovación y produce un barco de acero completo; el acorazado (o blindado). Este país se volvería uno de los pioneros en la fabricación de este tipo de naves. De hecho el Huáscar, el Cochrane y el Blanco Encalada fueron armados en astilleros ingleses.

Proyectil Palliser

Es así como inicia una carrera armamentista entre el ataque y la defensa. Al salir gran cantidad de naves blindadas, el cañonazo convencional ya no era efectivo (en la batalla de Hampton Roads de la guerra civil americana, los buques blindados USS Monitor y el CSS Virginia estuvieron horas dándose tiros sin provocarse daño alguno), por lo que en Inglaterra se desarrolla el proyectil palliser, aprobado para su uso en 1867.

Este consistía en un obús alargado con punta cónica el cual tenía mayor eficacia de penetración al concentrar su área de impacto en un punto reducido. El proyectil llevaba en su interior una recámara con munición, la cual detonaba una vez que era traspasado el blindaje, provocando una devastación total.

El palliser fue utilizado por primera vez –y exitosamente- en la batalla de Angamos, puesto que el blindado chileno Cochrane bajo el mando del almirante Juan José Latorre disparó 20 de estos obuses de 250 libras al Huáscar, con tres aciertos que culminaron con su captura. Uno de los tiros dio en la torreta artillada, desmontándola y dejándola fuera de acción, una segunda dio en la dirección del timón, dejando a la nave peruana a la deriva, y una tercera dio en la torre de mando donde se encontraba el comandante Miguel Grau, pulverizándolo.

Detalle de  los daños en la torreta artillada y la torre de mando tras el combate
Detalle de los daños en la torreta artillada y la torre de mando tras el combate

Trascendencia

Aparte del evidente valor estratégico de la batalla para el curso de la guerra (Angamos marcó el fin de la campaña naval), también fue de relevancia para la modernización de las armadas en el mundo.

Sobre este aspecto, el investigador histórico militar Rafael Mellafe Maturana, cuenta que la nave de Grau es analizada por equipos de expertos extranjeros que elaboran un informe de los daños que después aparecerían en revistas especializadas extranjeras.

“Dos días después de Angamos, el Huáscar es fondeado en Antofagasta y es revisado por tripulaciones inglesas que levantan un diagrama. Posteriormente estas averías serían publicadas en un boletín de la guerra el 9 de diciembre de ese año, con los pormenores de los impactos sobre la nave. Este boletín fue replicado en varias publicaciones norteamericanas e inglesas”.

Asimismo, agrega que con Angamos “la ingeniería naval tuvo un salto cuántico durante esos años hasta 1910, cuando los buques empezaron a ser cada vez más grandes por dos motivos; uno, porque el sistema de propulsión fue siendo cada vez más eficiente; y dos, porque se dieron cuenta que a mayor calibre, mejores resultados con este tipo de proyectiles”.

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