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viernes, 19 abril, 2024
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Cuesta

Cuesta empezar a escribir con la sensación de amargura después de una derrota. Cuesta, pensando que esta caída es hasta más amarga que perder un partido cualquiera. Cuesta, porque, como nunca, teníamos la oportunidad que cuesta que llegue, de pisar los talones a los que ocupan el podio.
Cuesta bastante conseguir tres victorias en fila, y al CDA, sobretodo, le cuesta ver la tabla desde arriba. No pudimos. Cuesta arriba nuevamente es el camino, cuando se está de la mitad de la tabla hacia abajo, una vez más. ¡Cuánto cuesta mantener la regularidad!
Cuesta el doble, cuando a pesar de tener a uno de los mejores arqueros del campeonato, seamos la valla más batida. Y así, cuesta que Hurtado destaque más de lo que merece.
Cuesta embocarla, a pesar de que Michael Silva haya hecho un hattrick hace una semana, o teniendo a un artillero letal como el “Melli” Javier Aníbal Elizondo. Ante Iquique tuvimos al menos ocho oportunidades, y no quiso entrar. Podíamos haber estado jugando hasta ahora, y la pelota seguiría en rebeldía con el arco.
Cuesta cuando somos presos de nuestros propios errores y nervios, con un par de jugadores a los que también les cuesta enchufarse. “Larry” Valenzuela fue una sombra del volante mágico de ese viernes en La Florida. “Figo” Sepúlveda llegó con dos marchas menos que todos los demás. A ambos esto le costó, a su vez, salir del terreno en el entretiempo.
Cuesta, más encima, con el desempeño de un árbitro como José Campusano que da pleno en el descaro. Ya debiese dejar de ser un misterio que hay “revanchas” arbitrales por el bullado reportaje de Gustavo Huerta hijo en TVN, donde habló del famoso “Club del Poker” liderado por Mario Sánchez, en donde Campusano fue uno de los acusados.
A saber, han sido cuatro los partidos (tres de local) en donde este señor ha arbitrado al CDA, y en ninguno de estos hemos ganado. En ninguno de estos el CDF transmitió el partido. Y en todos hubo cobros extraños, por decir lo menos, como penales, expulsiones, goles anulados, o derechamente favoreciendo al rival. Derrotas con Everton, Cobresal y recién con Iquique, y empate con Cobreloa en el Parque Juan López. Raro, ¿no?
Pero cuesta, porque a pesar del arbitraje señalado, el partido lo perdimos nosotros. Y hablamos en primera persona, porque cuando pierde el CDA, perdemos todos.
Por otro lado, aún nos cuesta 30 años ganarle a Iquique en Primera. Y más nos cuesta, cuando luego de que el rival al tomar ventaja, “dejen de jugar” y se dediquen a las viejas mañas de hacer tiempo de forma escandalosa.
Y cómo nos va a costar si no tendremos a Elizondo, suspendido, contra La Calera, en una cancha que cuesta hacer buen fútbol. Cuesta saber con qué CDA nos encontraremos, y somos majaderos con aquello. Porque cuesta entender nuestra bipolaridad futbolística. Y pucha que cuesta empezar la semana cuando el CDA pierde.
Siempre nos ha costado, pero cuesta dejar a un lado la ilusión de que pronto nos tocará a nosotros dejar de que nos cueste.

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