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viernes, 10 octubre, 2025
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Columna de opinión

Día Mundial de la Salud Mental

"La salud mental debe entenderse como parte integral de la salud, y su cuidado no puede depender únicamente de la voluntad individual, sino de políticas públicas efectivas, educación emocional y espacios comunitarios que promuevan el bienestar colectivo", Dr. Luis Barra Ahumada, director del Hospital Clínico UA

Hablar de salud mental hoy no es un tema secundario, sino una urgencia social y sanitaria que atraviesa todos los ámbitos de nuestra vida.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que nivel global 1 de cada 8 personas viven con algún problema de salud mental, siendo la depresión y la ansiedad los más frecuentes. En Chile, la 10° edición del Termómetro de Salud Mental ACHS-UC (2024) muestra que el 13,7 % de la población adulta presenta síntomas moderados o severos de depresión, y el 16,8 % manifiesta algún problema de salud mental.

En Chile atenciones por problemas de salud mental en la red pública aumentaron de 235.705 en 2021 a 307.407 en 2023 (TEPS, 2024). Además, la carga de enfermedad asociada a problemas mentales y neurológicos representa el 23,2 % de los años de vida perdidos por discapacidad o muerte (AVISA) (MINSAL, 2023).

Estos datos nos interpelan como sociedad, y en especial a quienes trabajamos en la formación de futuros profesionales del área. Desde el Hospital Clínico de la Universidad de Antofagasta (HCUA), asumimos el desafío de hacer la salud mental como un eje en la atención de pacientes y la formación de nuestros estudiantes. Entendemos que cuidar la salud mental implica no solo atender la enfermedad, sino también fomentar la promoción, prevención e integración de las personas. Debemos derribar estigmas. Aún persisten el temor y el silencio en torno a la búsqueda de ayuda psicológica o psiquiátrica, lo que retrasa los procesos de atención y agrava los cuadros clínicos.

La salud mental debe entenderse como parte integral de la salud, y su cuidado no puede depender únicamente de la voluntad individual, sino de políticas públicas efectivas, educación emocional y espacios comunitarios que promuevan el bienestar colectivo.

Invertir en salud mental tiene un impacto directo en el bienestar general, la productividad y la cohesión social. Sin embargo, los sistemas de salud aún enfrentan brechas significativas en recursos humanos, infraestructura y acceso oportuno. En regiones como la nuestra, estas brechas se acentúan, lo que hace aún más necesario fortalecer la red pública.

Nuestra Universidad, fiel a su carácter estatal, laico y pluralista, promueve la formación integral de personas con responsabilidad social, compromiso territorial y vocación por el desarrollo humano y sostenible; contribuyendo así a mejorar la calidad de vida de la comunidad de Antofagasta y del norte del país.

La salud mental es un derecho y una responsabilidad compartida. Nuestro desafío como sociedad es avanzar hacia una cultura del cuidado, del respecto y la empatía; permitiendo construir una sociedad más sana, resiliente y humana.

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