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jueves, 18 abril, 2024
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Fue la primera víctima que denunció al religioso

“El Colegio San Luis (de Antofagasta) fue un nido para que Ibacache pudiese vivir y abusar tranquilamente”: otro denunciante del exsacerdote jesuita

Helmut Kramer (53) fue el primero en denunciar a Leonel Ibacache por hechos ocurridos en la década de los 80 en el Colegio San Luis de Antofagasta. A pesar de que este sacerdote y otros acusados por abuso sexual ya fallecieron, manifestó que existe una responsabilidad institucional que recae con mayor peso en quienes ejercían como provinciales en el momento de los delitos. “No le pido nada a la Iglesia porque sería como a pedirle a la cosa nostra que investigue los asesinatos de la mafia. Lo que exijo es que los gobiernos, los Estados se hagan cargo de estas situaciones y tomen medidas de cambio profundo”, dijo.

El antofagastino Helmut Kramer (53) fue la primera víctima que denunció al sacerdote Leonel Ibacache por abusos sexuales cometidos en el colegio San Luis en la década de los 80. Tras ello, el sacerdote fue expulsado en el 2019 de la congregación jesuita y falleció un año más tarde. Sin embargo, para Kramer todavía quedan preguntas que deben responderse. Entre 1960 y la época en que sufrió los abusos, Ibacache estuvo en Puerto Montt, Santiago y Antofagasta y está seguro de que los traslados ocurrieron para alejarlo de las acusaciones que los apoderados presentaban en esos años. Y a pesar de que su agresor está muerto, sostuvo que “el primer responsable de esas decisiones ha sido cada provincial de la congregación. Tengo el convencimiento absoluto de que todos sabían lo que estaba pasando a nivel de la curia”.

Nota relacionada | “Los encubridores de Leonel Ibacache están trabajando en el colegio”: Pablo Franzani, víctima de abuso sexual en el San Luis de Antofagasta

Kramer relató que en las últimas semanas ha participado en entrevistas con la prensa boliviana y estuvo en contacto con la abogada de las víctimas en Bolivia, país donde se destaparon casos que comenzaron con la Compañía de Jesús, pero que ahora se están ampliando a otras órdenes religiosas de la Iglesia Católica. “Es un tema que debe ser abordado y no por la Iglesia Católica, no por el Vaticano, sino por los Estados, los gobiernos. No puede ser posible que esta gente cometa delitos así de graves, rompa vidas, hay gente que se ha suicidado por culpa de estos abusadores y la justicia de los países no haga nada y los gobiernos no toman medidas al respecto. No le pido nada a la Iglesia porque sería como a pedirle a la cosa nostra que investigue los asesinatos de la mafia. Lo que exijo es que los gobiernos, los Estados se hagan cargo de estas situaciones y tomen medidas de cambio profundo”, manifestó.

  • Llega en el año 1976 al Colegio San Luis de Antofagasta, cuando tenía 6 años, estuvo desde primero básico a cuarto medio en ese establecimiento. ¿Cuándo comenzó a notar algo extrañó en Ibacache?

El abuso sucedió cuando estaba en octavo básico, en el año 83 e Ibacache llega al colegio, si no me equivoco, un año antes. Entré al colegio sin ser bautizado y acá hay un tema que lo fui entendiendo estos últimos cinco años, desde que hice pública mi denuncia, porque siempre creí que era el único que no había sido bautizado. Ibacache me empieza a buscar el año 83 para prepararme para el bautizo y la primera comunión. Pero me busca solamente a mí. Estos últimos años conversando con excompañeros de generación, descubrí que no era el único que no había sido bautizado cuando entró al colegio. Algo que en la red de sobrevivientes hemos aprendido es que los depredadores sexuales eligen a sus víctimas, no es una cosa al azar. Ibacache me eligió, como lo hizo con otras víctimas más.

  • ¿Cómo se definiría en ese momento, un niño extrovertido, introvertido?

Era el típico alumno de notas de término medio, promedio cinco, callado, nunca fui desordenado, en los recreos en general muy separado del grupo. Tenía algunos amigos puntuales, pero no era mucho de compartir en grupo. Eso en mí empezó a cambiar recién en tercero, cuarto medio, sobre todo, cuando empecé a tener roles más extrovertidos, antes era demasiado tímido.

  • Solamente hasta los detalles que quiera contar. ¿Sintió que Ibacache lo estaba preparando para abusar de usted?

No, no hubo un darse cuenta de que me estaba preparando. Él conversa conmigo, me dice que había que solucionar el tema de que no era bautizado por ser un colegio católico y que lo conversará con mi madre. En mi casa no había figura paterna, otra de las características no en el 100% de los casos, pero sí en muchos es que ellos buscan reemplazar esa figura paterna de alguna manera. Lo conversó con mi mamá y ella feliz y me dice plantéale al cura que tu hermana, tres años menor que yo, tampoco está bautizada para ver si los prepara juntos. Lo converso al día siguiente con Ibacache y recuerdo muy bien la respuesta que en el momento me pareció rara, pero dije bueno, el cura tiene la razón. Dijo no, lo que vamos a hacer es que te voy a preparar acá en el colegio y tú vas a enseñar lo mismo a tu hermana en la casa. En ese momento me pareció raro, pero no malo, no vi maldad en eso. Todo lo raro que había en eso lo fui descubriendo después con los años, por ejemplo, me citaba días de semana solo en una oficina que hay al lado de la capilla del colegio San Luis, siendo que los sábado había catequesis abierta donde participaban muchos niños y pude haber estado en esas catequesis. Era a mí solo, sin mi hermana, sin otros compañeros.

En la primera ocasión que estuvimos en esta oficina, que es donde se cambian para la misa, donde guardan la hostia, tenían una mesa grande con varias sillas y ahí me enseñaba. Desde la primera vez y las veces que nos juntábamos, todas las veces abusó de mí. Deben haber sido más o menos unas tres veces, porque después de eso nunca más me acerqué a él, me arranqué, pero por una tema que es muy difícil, inclusive para mí entenderlo porque tiene que ver con cierto engaño a la conciencia, al final de año igual se llevó a cabo el bautizo. Estoy hablando que esto fue antes de mediados de año, al final de año igual se llevó a cabo el bautizo y la primera comunión de mi hermana y la mía. El resto de los años que estuve en el colegio, que en cuanto a estructura no es un colegio chico, me dediqué todos los años a estar siempre lo más lejos posible de él.

  • ¿Y él siguió buscándolo?

No. Abusó tres o cuatro veces y nunca más me buscó.

  • ¿El lugar que ocupaba para estos abusos está a metros de la capilla?

Abres la puerta de esta oficina y pasas directo a la capilla.

  • Cuando esto ocurre, ¿le cuenta a su a su madre, algún amigo?

A nadie, me guardé eso durante todos los años que estuve en el colegio. Eso sí, tengo muy grabado en la memoria cuando estábamos en cuarto medio y nosotros teníamos clases hasta noviembre, porque después te liberaban para preparar la prueba a la universidad. La generación seguía yendo al colegio en las tardes, a puro molestarse en verdad y nunca voy a olvidar que estábamos un grupo de alumnos de cuarto medio y uno de ellos dice que Ibacache lo había invitado a su pieza. En ese momento tenían las piezas dentro del colegio, en el último piso, me acuerdo y lo había invitado porque quería confesarlo. Y cuando dice eso y me asusté, no dije nada eso sí, me quedé callado y al rato llega corriendo muy agitado, andaba con ropa deportiva, short y polera, diciendo que Ibacache había intentado bajarle el pantalón y meter la mano. Este compañero reaccionó, le pegó y salió arrancando. Él lo comenta y no te voy a negar, me alegró cuando dijo que le había pegado. Nunca más me busco, nunca más hablamos, no lo tuve de profesor, nada.

  • ¿A qué edad decide hablar y qué lo llevó a contar su caso?

La primera conversación privada la tuve hace más de diez años con un con alguien que en ese momento era sacerdote jesuita, quien dejó la congregación hace mucho tiempo. De hecho, lo último que supe de esta persona es que estaba casado, tenía dos hijos, pero cuando era sacerdote publica algo en Twitter, no me acuerdo bien qué fue y lo increpo. Uno sabe cuándo son jesuitas por la firma SJ al final de su nombre y sin ninguna razón, le contestó muy pesado y le digo, bueno, qué hablan ustedes si tienen abusadores ahí en su congregación. Y el tipo se percata que pasaba algo y me responde, pero por privado y me dice Helmut ocurre algo y le cuento.

Esta persona en ese momento no estaba viviendo en Chile, estaba en México con unas comunidades indígenas por la congregación y me cuenta que ya había conversado con otras víctimas de abuso eclesiástico. Me dice, si tú quieres, puedo ponerte en contacto con el provincial de la congregación, el provincial es el jefe máximo de los jesuitas en cada provincia y a veces una provincia puede ser un país. Por ejemplo, Estados Unidos tiene más de una provincia, Chile por sí solo es una provincia. Le dije que sí, me manda el correo y relató a Eugenio Valenzuela provincial en ese momento, dejando súper claro el nombre y entenderán el porqué.

Por correo relato lo que había vivido y me invita a una reunión en su oficina. A la reunión me acompañó la que en ese momento era mi pareja, estuvimos los tres conversando. Salí el año 87 del colegio y unos años después a Ibacache de la nada lo traen a Santiago y el que toma esa decisión siempre es el provincial. Debe quedar escrito y no hay ningún antecedente por qué el rector del colegio en ese momento, el sacerdote Guillermo Marshall, quien está muerto, pidió el cambio. Me dice, sabes qué Helmut, esto me hace pensar que hay algo muy raro. Conversamos, aunque no quedó en nada, tampoco hice ningún seguimiento y más o menos un año después este primer cura con el que me había contactado, me llama y dice Helmut que necesita pedirme perdón. Pregunto qué sucedió y fue que Eugenio Valenzuela era investigado por abuso sexual dentro de la congregación. Actualmente renunció a ser jesuita para no ser juzgados por la congregación, Eugenio Valenzuela, hasta donde tengo entendido, es hijo de una persona que fue un alto ministro de la Corte Suprema, es un tipo con una familia de poder económico en Chile. Y esa fue la primera vez que lo hice público y luego me guardé, no seguí con el tema por un tiempo hasta unos años después cuando decido hacer pública mi denuncia. Comencé a pensarlo a finales del año 2017 y en marzo o abril del 2018 tomo la decisión de hacerlo público. Me consigo el teléfono del periodista Óscar Contardo quien me ayuda a sacar mi relato a la luz pública.

  • ¿Es posible que ningún otro sacerdote, rector, capellán, profesor del San Luis en esa época no notará que algo pasaba con Ibacache?

Ibacache cuando fue acusado ante la justicia canónica fue por cinco personas que fuimos abusadas entre finales de los años 60 y mediados de los años 80 en Puerto Montt, Santiago y Antofagasta. ¿Entre Puerto Montt, Santiago y Antofagasta, por qué lo cambiaron? Para mí, la pregunta se responde por sí sola, lo cambiaron para sacarlo por acusaciones de abuso y acá, desde finales de los años 60 hasta mediados de los años 80, el primer responsable de esas decisiones ha sido cada provincial de la congregación. Tengo el convencimiento absoluto de que todos sabían lo que estaba pasando a nivel de la curia, a nivel de los sacerdotes, sabían muy bien. Me he preguntado, por ejemplo, con respecto al señor Palavecino, qué rol jugó sabiendo que Ibacache era un abusador cuando llega el colegio. Palavecino es un sacerdote, está viviendo en una casa de reposo de los jesuitas en Antofagasta, creo que ahora lo están mandando para allá porque hay mejor clima para los viejitos. Disculpa que lo diga con ironía, pero así lo siento.

Y no solamente Palavecino, sino que los provinciales que estaban en ese momento y también los rectores de los colegios. En el caso del colegio San Luis, cuando llega Ibacache estaba el padre Raúl Combes y cuando lo cambian está el padre Guillermo, creo que los dos ya están muertos. Pero hay una responsabilidad que es absolutamente institucional y el primer responsable es la persona que era el provincial. Es el primer responsable con respecto al encubrimiento que permitió que Ibacache se paseará por Chile abusando de nosotros.

  • ¿De los profesores habría esperado alguna reacción?

Me he preguntado muchas veces qué pasó con ellos en ese momento, había profesores que tenían un acuerdo de jornada completa, prácticamente vivían con nosotros en el colegio y nunca he tenido la posibilidad de hablar con alguno de ellos. Me gustaría mucho preguntar qué les pasó. ¿De verdad no se dieron cuenta de nada? Cuando Ibacache abusó de mí, cuando abusó de otras personas obviamente lo hacía escondidas, no tenían por qué verlo. Pero había una sensación clara de que con esa persona pasaba algo raro. Siempre he querido tener la posibilidad de preguntar a profesores de esa época, no sé qué edad tendrán, estarán vivos, preguntarles qué pasó, por qué callaron, qué sucedió en ese momento. Inclusive no puedo pensar que todos los sacerdotes estuvieran implicados en una coordinación para protegerlo, tiene que haber alguno por ahí que no estuviese de acuerdo y qué pasó con ese sacerdote en ese momento, porque no hizo nada. Lo que supe después es cuando Marshall lo saca del colegio es porque empezaron reclamos de apoderados porque estaba teniendo actitudes indebidas con algunos alumnos, el tema nunca se detuvo, nunca paró.

  • Por lo que cuenta, pensar que en el San Luis solamente hubo una o dos víctimas de este sacerdote es casi irreal.

De los cinco que denunciamos a Ibacache en su momento, dos fuimos abusados en el colegio. Sume el caso de Franzani y en mi caso durante estos años tres víctimas más abusadas en el colegio se contactaron conmigo. Por temas personales, familiares no quisieron presentar denuncia, lo entiendo y respeto su decisión, pero eso no quita que su relato sea real. He tenido la oportunidad de hablar con excompañeros de generación que después contaron en conversaciones entre nosotros de intentos que tuvo Ibacache con ellos. El colegio San Luis fue un nido para que Ibacache pudiese vivir y abusar tranquilamente.

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