La rotura de una línea soterrada de la Planta Desaladora Norte de Aguas Antofagasta, que dejó sin suministro al 60% de los clientes de la empresa, demuestra lo vulnerable que es la ciudad frente a este tipo de eventos, aseguró Jorge Van Den Bosh, director del Centro de Ingeniería en Mitigación de Catástrofes Naturales de la Universidad de Antofagasta. El académico expuso que, si bien la compañía solucionó la emergencia, “de todas maneras los sorprendió y eso es una muestra de lo que podría pasar en un terremoto”. En este escenario, planteó que observa una falta de sistemas de respaldo, ya que cuando se registré un gran sismo o un tsunami, los problemas serán mucho más graves para la población.
El lunes, el corte del servicio afectó a 11 sectores de la comuna y la versión inicial del problema apuntó a una falla eléctrica externa, sin embargo, luego se confirmó que ocurrió a raíz del trabajo de maquinaria pesada que dañó una línea soterrada en el sector de la desaladora.
Para Jorge Van Den Bosh, la primera lección que deja esta crisis es aprender que Antofagasta es tremendamente vulnerable desde el punto de vista del suministro de agua. Cualquier situación afectará y algunas pueden ser antrópicas, causadas por el hombre y otras naturales. Pero ambas tienen el mismo efecto, advirtió, así que, si la ciudad no está preparada para una, tampoco lo estará para la otra.
“Todo esto quiere decir que lo primero que pasará en caso de un gran terremoto o de un gran aluvión que destruya, será este problema con el suministro de agua. Recuerdo una consultoría que hice en una empresa grande y recomendaba que siempre debían tener a mano los lugares vulnerables, estudiarlos para contar con la remediación de inmediato. Eso significa, por ejemplo, que hay matrices que no están en Antofagasta y que podrían ser vulnerables y para ello se necesitan los repuestos listos y bien resguardados en el área para hacer el recambio”, manifestó.
Por estas vulnerabilidades, dijo, las empresas deberían tener un sistema respaldo, como existe en las compañías eléctricas cuando presentan dificultades, activando la central de respaldo, que es más pequeña, pero que permite continuar con la operación mientras se realizan las reparaciones.
Puntos permanentes
El académico sostuvo que, considerando la pasada emergencia, no cree que estemos preparados para un gran terremoto o tsunami, porque lo primero que debería tener la comuna son los respaldos de agua, de la misma manera que una central eléctrica cuando sufre daños. “Esta central de respaldo, que es más pequeña, no abastece toda la energía, pero gracias a ella no se detiene toda la ciudad. Sin embargo, no vemos ese tipo de respaldos en el suministro de agua y en Antofagasta ya deberíamos contar con sectores para buscar agua en caso de emergencia de forma permanente, sin esperar una emergencia, como también tener un estanque de reserva en la casa. La ciudad debe que mejorar su vulnerabilidad frente a este suministro y es algo a nivel país, ni siquiera de Antofagasta, porque en Santiago está el mismo problema y las municipalidades no poseen elementos de respaldo”, cuestionó.
El geógrafo expresó que, si bien observa que la empresa responsable solucionó la crisis, “de todas maneras los sorprendió y eso es una muestra de lo que podría pasar en un terremoto. En un gran sismo no se romperá una matriz, serán varias”.
Van Den Bosh explicó que la desaladora norte toma agua de la costa para evitar elevarla a una gran altura, así que lo más probable es que sea parte de los riesgos a ponderar. “Así como la central Fukushima en el tsunami de 2011 en Japón, que colapsó porque no estaba prevista para un evento de ese tamaño, generando un drama aún mayor que el propio tsunami al contaminar una gran área. Lo que debemos saber es si la planta está en una zona de riesgo y cuáles serían en un caso así, al menos, personalmente no los sé, trabajo con información sobre tsunamis y nunca me han preguntado sobre este tema”, lamentó.
Si se registrara un tsunami, las tuberías que están en la costa podrían dañarse, algo normal, pero también podrían dañarse los sistemas colectores, ya que el flujo barrería por debajo con ellos, cargándolos lateralmente hasta romperse. “Lo más probable es que nos quedemos sin colectores. Por eso la idea es contar con estanques reguladores, un respaldo como tienen las centrales eléctricas de Mejillones, que son carísimos, que no están en la costa, sino más arriba y dependen de cargar petróleo. Esto nos demuestra lo vulnerables que somos y la falta de respaldo, porque lo otro, (un gran sismo con tsunami) será mucho más grave y tendremos varios problemas más”, advirtió.
