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jueves, 25 abril, 2024
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Historia Regional

Fundición Playa Blanca: el efímero periodo industrial de las Ruinas de Huanchaca

Lo que hoy constituye uno de los monumentos característicos de Antofagasta fue, en poco más de una década, la fundación más potente de Sudamérica, pero el bajo precio de la plata y la inundación de la mina desde donde extraían el material hizo que esta mole industrial zozobrara.

Proyecto financiado a través del FFMCS 2023
Proyecto financiado a través del FFMCS 2023

En mayo de 2022, la primera convención constitucional presentó su borrador para una nueva carta magna (rechazada el 4 de septiembre de ese año) en las Ruinas de Huanchaca. Según trascendió, se eligió el sitio porque algunos de sus miembros pensaron que los murallones fueron un pucará incaico, lo que le relacionaría a los pueblos originarios.

No obstante, las Ruinas de Huanchaca constituyen los cimientos de un complejo industrial metalúrgico que comenzó a ser armado en 1888, casi a la par con la fundación del Liceo de Hombre Mario Bahamondes, muy alejado en el tiempo y del contexto de la épica de los antiguos incas.

En el Día del Patrimonio, recordamos los orígenes, el complejo funcionamiento, las dificultades y después los problemas que llevaron a esta usina de plata a zozobrar siendo que fue concebida como la fundición más potente de Latinoamérica.

Orígenes

Junto con la empresa Ferrocarril Antofagasta a Bolivia, el Establecimiento Industrial de Playa Blanca (nombre original) fueron las principales empresas asentadas en la Antofagasta de fines del siglo XIX y comienzos del XX.

En el libro Antofagasta, Pasado, Presente y Futuro recoge el testimonio de un viajero francés que residió unos días en la ciudad en 1893 y escribió que ésta estaba “flanqueada, a su derecha y su izquierda por dos establecimientos industriales que rivalizan con las más grandes del mundo. A la derecha la oficina de salitres (Ferrocarril), primera razón de la Guerra del Pacífico; a la izquierda, pero fuera de la ciudad, la usina de Playa Blanca, donde se funden minerales de plata. Estos dos establecimientos denuncian el delirio de grandeza de sus diseñadores”.

En efecto, esta fundición fue concebida para recibir la plata del mineral de Pulacayo ubicada en Uyuni. La empresa a cargo fue la Compañía Minera Huanchaca de Bolivia (que también tenía capitales ingleses y chilenos) y sus obras comenzaron en 1888, concluyendo en 1892.

Funcionamiento

Las ruinas que actualmente conocemos solo constituyen la base fundacional de lo que en el pasado fue una compleja instalación que contaba con instalaciones eléctricas, servicios de agua potable, hornos que no cesaban de fundir material y enormes chimeneas que no dejaban de expulsar espeso humo verduzco día y noche.

El historiador Isaac Arce en su libro Narraciones Históricas de Antofagasta detalla que “era un gran establecimiento, el primero en su clase, en esa época, en todo Sudamérica. Fue su constructor el hábil ingeniero norteamericano señor C.W. Wents, quien hizo fabricar en Estados Unidos las maquinarias necesarias para este poderoso ingenio; pero lo terminó de construir el competente ingeniero chileno señor Casimiro Domeyko, que fue su primer Administrador”.

Asimismo, Arce agrega en su obra que la fundición “estaba dotada de las instalaciones más modernas, y sus chancadores reducían a polvo más de 100 toneladas de minerales al día, obteniendo unos 20.000 kilógramos de plata fina en el mes. Llamaban la atención en este Establecimiento, las enormes bombas y el gran motor a vapor cuyo volante tenía 7 metros de diámetro. Había también una gran instalación eléctrica y una fábrica de gas para el alumbrado y otros usos del establecimiento. Trabajaban dos locomotoras y disponiase de maestranza, bodegas, almacenes, etc”.

El complejo metalúrgico de Playa Blanca llegó a emplear a más de mil obreros, instaurando además por primera vez en la ciudad el sistema de turnos, para que el trabajo se mantuviese día y noche.

Declive y cierre

Pero ya para el cambio de siglo el precio de la plata en el mercado internacional venía a la baja. Además, la mina de Pulacayo (en donde se extraía la plata que amalgamaba la fundición) se inundó cuando, mientras se perforaba para buscar nuevas vetas, se toparon con una enorme napa subterránea.

“Después de más de 10 años de trabajo, Playa Blanca apagó sus fuegos por completo, para no volver a reanudar sus faenas. El Directorio dispuso no solo su paralización, sino también la venta de cuanto constituía esta usina industrial. Se dijo que la causa primordial de esta medida había sido que el establecimiento era demasiado grande para la cantidad de metal con que contaba, y que esta circunstancia originaba crecidos gastos que se podían economizar trabando nuevamente en la de Pulacayo”, cuenta Arce en Narraciones Históricas.

Es así que esta enorme industria cesa definitivamente en 1902. Durante la década del los 20 se extrajo material de sus cimientos para formar la base submarina de lo que posteriormente sería el molo de puerto fiscal.

En 1942 se entregó lo que era su sala de máquinas al Ejército de Chile, el cual la transformó en su actual capilla militar. En enero de 1974 las ruinas fueron declaradas Monumento Histórico Nacional pero aún así, estuvo durante décadas en el completo abandono, volviéndose un foco de basurales e inseguridad.

No obstante, en 2006 se comienzan a realizar gestiones para cercar el perímetro y ya en 2010 con la inauguración del museo Ruinas de Huanchaca, el monumento se ha vuelto escenario de importantes eventos sociales, siendo a la vez una de las principales atracciones culturales de Antofagasta.

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7 COMENTARIOS

  1. Qué importante información para quienes vivimos en Antofagasta sin tener conocimiento verdadero de lo que hoy llamamos con orgullo, nuestras “Ruinas de Huanchaca”….gracias por instruirnos!

  2. Y nuestros flamantes convencionales constituyentes no tenían idea que era una antigua fundición, con razón no fueron capaces de concretar el tristemente célebre mamotreto sin patas ni cabeza.

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