El senador Pedro Araya (IND-PPD) manifestó que está dispuesto a conversar la idea de implementar el voto obligatorio con inscripción automática porque es un mecanismo que refleja mejor lo que realmente piensan los chilenos. Y es que luego del plebiscito en el que se rechazó la propuesta constitucional, el porcentaje de personas que se manifestó en contra del documento es visto como un serio llamado de atención para todos quienes trabajaron por el apruebo. Sobre el rol de los convencionales, expuso que “terminaron escribiendo un texto que desunió a los chilenos”.
“El comando del apruebo pecó de un cierto grado de soberbia, de pensar que se había hecho todo tan bien y que quienes teníamos una visión crítica, en el fondo no estábamos entendiendo la realidad de lo que estaba pasando en Chile”, declaró el parlamentario en una entrevista en el programa El Resto es Música, espacio de Timeline.cl en Radio Sol.
Con experiencia en campañas políticas, Araya declaró que semanas antes de la elección percibió la temperatura electoral y que advirtió ese escenario a los comandos. El senador cuestionó que no hubo una sintonía fina para explicar bien qué era el nuevo texto constitucional y que se enfrascaron en que éste había sido realizado de forma paritaria, con pueblos originarios, en democracia y que era un buen texto per se y había que aprobarlo. Sin embargo, agregó, en este trabajo de propagando quedaron aristas afuera que eran las que más importaban a la ciudadanía, como la propiedad de los fondos de pensiones o la seguridad ciudadana.
En temas locales, adelantó que se reunirá con la ministra del Interior, Carolina Tohá, porque cree que luego del cambio de gabinete ministerial, debería aprovecharse el momento para realizar modificaciones en Antofagasta. También explicó cómo continuará ahora el proceso constituyente y qué errores no deberían repetirse para tener éxito.
Cambio de gabinete
- ¿En el cambio de gabinete faltó un ajuste mayor o con lo visto es suficiente? ¿Cómo observa el ingreso de la Concertación al gobierno?
El presidente Gabriel Boric lo que hizo fue elegir un equipo que le dé un nuevo aire al gobierno y que se pueda hacer cargo de aquellos problemas que afectan a miles de familias, como la seguridad pública. En este sentido se optó por una ministra del Interior que tiene un grado de experiencia bastante mayor que la ministra saliente. Me tocó conocer mucho a Carolina Tohá, compartimos como diputados, cuando fue ministra y también conocí su trabajo en la Municipalidad de Santiago. Tiene bastante conocimiento del aparato público, del funcionamiento del Estado, tiene buenas relaciones en el Parlamento y además tiene un paso por el municipio de Santiago, que probablemente es uno de los más complicados de Chile. Eso le permite tener una mirada mucho más global de cómo enfrentar los problemas.
Lo segundo es que vemos que el presidente opta por un grado mayor de experiencia en este gabinete respecto de los temas más políticos. Y por eso se hizo una opción que el Socialismo Democrático entre al eje del poder político a través del Ministerio del Interior y la Secretaría General de la Presidencia, que es la que lleva las relaciones con el Congreso. Pero esto, a mi juicio, hay que tomarlo como concretar el viejo anhelo que tenía el presidente de que, en algún minuto, existiera una sola gran coalición de gobierno y no dos que lo apoyaran. Hay que restar dramatismo de quién entró y quién salió, porque en la suma y resta, este gabinete tiene bastante más experiencia y probablemente podrá resolver de mejor manera los conflictos que tiene el gobierno en este proceso de instalación.
- ¿Se necesitan cambios en la región, es el momento para aprovechar de hacer ajustes?
Espero reunirme en estos días con la ministra del Interior y creo que hay que hacer ajustes. Tenemos problemas serios en seguridad pública o con las inversiones que tienen que realizarse en la región. En la práctica, el gabinete está inmovilizado respecto de ejecutar gasto público, llevar adelante obras de desarrollo en un momento complejo de la economía de la región. Cuando necesitas que el aparto del Estado se mueva fuertemente para reactivar la economía, vemos que eso no está ocurriendo y probablemente tendrá que venir un ajuste a nivel regional.
- ¿Debería ser en la misma lógica de gente con más experiencia? El gabinete actual no es tan conocido, aunque el anterior no dejó la vara muy alta en esa materia.
El gabinete de Sebastián Piñera no digamos que dejó la vara muy alta y que hicieron muchas cosas. Pero no creo que esto tenga que ver tanto con la experiencia, que obviamente es un plus, porque la persona conoce el funcionamiento del aparato del Estado o tiene un manejo político para abordar distintas situaciones. Creo que lo que se necesita son personas que sean capaces de sacar adelante las tareas que ha impuesto el presidente a los gobiernos en las regiones. Más que la experiencia, esperaría más fuerza para trabajar, no entramparse en discusiones que no conducen a nada y que al final del día la gente sienta que el gobierno se hace cargo de los problemas de cada comuna en la región.
Plebiscito
- ¿Esperaba este resultado?
Con mi equipo de trabajo y senadores de la centro izquierda tuvimos una reunión días previos al plebiscito y había señalado que, probablemente, el rechazo ganaba por cerca del 10%. Era lo que uno percibía en la calle, cuando íbamos a reuniones con adultos mayores o clubes deportivos, comprando en una feria o visitando Calama, Tocopilla. Cuando tienes algo de experiencia en elecciones te das cuenta cuál es la temperatura electoral. Sí me sorprendió la cantidad de gente que votó, nunca pensé que votarían más de diez millones de personas y en algún minuto dije que, si votan ocho y medio o nueve millones, el resultado sería incierto. En lo personal veía muy difícil que ganara el apruebo previo al plebiscito, por la percepción en la calle, la conversación diaria y sincera con la gente.
- ¿Y cuando planteaba esto a los comandos que llevaban la campaña del apruebo o al mismo gobierno, cuál era la respuesta?
En general, el comando el apruebo pecó de un cierto grado de soberbia, de pensar que se había hecho todo tan bien y que quienes teníamos una visión crítica, en el fondo no estábamos entendiendo la realidad de lo que estaba pasando en Chile. Me tocó conversar con varios dirigentes del comando y les dije que la campaña tenía varios problemas, porque a diferencia de lo que pasó con la del rechazo, tenía una cantidad enorme de mensajes. Cuando mirabas la franja la televisiva era muy difícil retener cuál era el mensaje final del apruebo. La franja del rechazo tuvo un solo mensaje, con distintos formatos.
No hubo una sintonía fina para explicar bien qué era el nuevo texto constitucional. En esto se enfrascaron en que había sido realizado de forma paritaria, con pueblos originarios, en democracia y que era un buen texto per se y había que aprobarlo. Pero al final del día, las personas leyeron los aspectos que le interesaban. Mayoritariamente, la gente preguntaba qué pasaría con los ahorros previsionales, si la nueva Constitución garantizaba que el ahorro les pertenece y después de leer entendieron que si bien es cierto se proponía un sistema de seguridad social, no estaba garantizada la propiedad de los fondos. Y esto hizo una tremenda merma, sobre todo en Antofagasta y me atrevería a decir que buena parte del resultado de lo que pasó en Calama se explica por el tema previsional.
La discusión más recurrente que tuvimos en Calama en temas constitucionales, especialmente con los trabajadores del cobre, fue el tema previsional. Y el tema del aborto hizo mella en el mundo cristiano y el ejemplo más claro es lo que pasó en las cárceles. Cuando miramos el resultado de todos los que votaron en la cárcel es irracional, porque si hay algo que consagraba el texto constitucional, tenía que ver con los derechos de las personas que estaban privadas de libertad. Terminan rechazando el texto y claramente hay una influencia del voto cristiano y principalmente evangélico.
El tercer tema que mermó fue la seguridad. Estamos en una crisis importante y la convención no fue capaz de señalar en su texto, más allá de palabras de buena crianza, de que la Constitución garantizaba la seguridad y que, además, lo haría a través de organismos como Carabineros. Y el cuarto punto que es más político, es que el gobierno cometió un tremendo error al acoplar la suerte de plebiscito a la gestión del presidente. En lo personal esto lo planteé al gobierno, desde el día uno dije que era un error asociar el resultado del plebiscito al gobierno.
- Eso era algo que la derecha quería, acoplar el resultado y llamó la atención que el gobierno fuera en la misma línea, cuando ministros señalaban que era imposible ejecutar el proyecto de gobierno con el texto constitucional actual.
Me atrevo a decir que lo que hicieron fue absolutamente amateur y con una lectura errada de lo que pasaba en el país. El Frente Amplio pecó de soberbia, porque cuando empieza el proceso, un 80% de la población dijo que quería una nueva Constitución y eso no ha cambiado. Luego viene la elección de los convencionales y arrasa la centro izquierda con resultados que no habíamos visto en décadas, pero lo que no leyeron es que, a menos de seis de eso, hubo elección presidencial y parlamentaria. Y lo que sucedió es que el Congreso está empatado, volvimos al equilibrio tradicional de Chile en temas políticos, un tercio de izquierda, otro de derecha y otro tercio moderado que se mueve entre izquierda y derecha. En el caso del Senado, tenemos 24 senadores de derecha, 24 de centro izquierda y dos independientes. Pensaron que el impulso de la elección de los convencionales se repetiría en el plebiscito de salida y tuvimos desafortunadas declaraciones de personeros de gobierno que asociaron que el presidente no podía gobernar producto de la actual Constitución. Esto fue un error amateur y sin leer lo que pasó en una elección donde el propio presidente tuvo que golpear las puertas de un voto más moderado para salir electo.
- ¿A quién se le pasa la factura por el texto rechazado, quién es responsable de este fracaso?
Lo que da rabia no como senador, sino como chileno, es que los convencionales tuvieron la tremenda oportunidad de escribir una Constitución para todos, pero al final del día la convención terminó en una batalla de trincheras, terminaron escribiendo un texto que desunió a los chilenos. No recuerdo una campaña tan polarizada como la del plebiscito de salida y probablemente fue similar a la que tuvimos el año 88, obviamente en condiciones distintas porque salíamos de una dictadura. Y en esto los convencionales constituyentes tienen que hacer un mea culpa, tienen que dar una explicación a Chile, tiene que dar una explicación Fernando Atria, Jaime Bassa, Jorge Baradit, de por qué no fueron capaces de llegar a acuerdos. Ese maximalismo que tuvieron fue no entender la realidad de lo que estaba pasando en el país y lo que faltó fue diálogo, escuchar, ceder posiciones. Y en el fondo lo que le faltó a la Convención Constitucional fue hacer buena política.
- Se daba por hecho que el plebiscito de salida sería aprobado, en un proceso experimental, el primero con voto obligatorio con inscripción automática.
Fue una elección por primera vez con todo el padrón electoral, porque en el sistema antiguo, el voto era obligatorio, pero la inscripción voluntaria y había un margen de chilenos que no se inscribía. Pero en esto los convencionales tienen que dar una explicación, fueron muy soberbios y no hicieron un mea culpa. Muchos extremaron posiciones que no quisieron ceder y vuelvo a un punto con el tema del aborto que lo refleja. Cuando iba a reuniones, el mundo cristiano planteaba que cómo se consagraría constitucionalmente el aborto, cuando entendían las tres causales. Y guste o no, esa es una parte de la sociedad chilena que tiene una mirada respecto de la protección del derecho a la vida y cuando dices a rajatabla que vamos a poner el aborto libre contra todo, le dices a esa parte de la sociedad que no te interesa su visión.
Los mismos convencionales le dijeron a la gente, iniciativa popular de propuesta constitucional y la que más firmas llevó fue la de “con mi plata no” y ¿qué hicieron? No le dieron lugar.
Voto obligatorio
- Otro elemento fue el voto silencioso. En la comparación de los actos masivos, el apruebo tenía demostración de fuerza rotunda. Algunos analistas indican que en el voto voluntario gobernó una minoría altamente participativa y que daba la sensación de mayoría, pero que cuando se consulta a todo el padrón electoral, Chile muestra que es un país más moderado respecto a ciertos cambios drásticos. ¿Comparte ese análisis?
He sido candidato varias veces y siempre he pensado que los grandes actos masivos no son reflejo de resultados electorales. Un amigo decía que arrasaríamos después de lo que pasó con el multitudinario acto (de cierre) y le dije si alguno había sacado la cuenta de que era el primer megaconcierto que se hizo en Chile post pandemia con los principales grupos del país y, además, gratuito. Cuántos de los que fueron al acto del apruebo fueron a escuchar música y me atrevería a decir que buena parte fue a eso.
El voto voluntario tiene una particularidad y demanda que quien es candidato, necesariamente tiene que proponer y cautivar al elector para que participe. Mucha gente siente que en esa elección no se va su vida y le da lo mismo si sale uno u otro, no va a votar y no refleja la mayoría. Comparto el análisis de que en voto voluntario termina votando, por ejemplo, un sector que tiene mayor nivel de estudio, socioeconómico en perjuicio de los sectores más modestos.
El voto obligatorio lo que hace es mostrar qué es lo que piensan los chilenos y el país está dividido en tres, un tercio de izquierda, otro de derecha y un tercio que se mueve entre una centro izquierda y una centro derecha moderada que vota dependiendo de la propuesta de los candidatos. Eso fue lo que reflejó el resultado del plebiscito.
- ¿Es partidario del retorno del voto obligatorio, pero con inscripción automática, como ocurrió en el plebiscito?
Desde un tiempo vivimos una crisis de participación importante y probablemente en buena parte de las decisiones que se toman se suele cuestionar la legitimidad en función de cuántos votaron. No me parece una mala idea reponer el voto obligatorio, porque mientras más ciudadanos participen en la toma de decisiones, es mucho mejor para el país. Es una discusión que está abierta, pero que debiera estar enraizada con lo que viene, el proceso constitucional, porque son definiciones que tienen que estar en un nuevo texto fundamental. No me cierro a discutir la inscripción automática con voto obligatorio.
- Sobre el proceso constituyente, en rigor, no existe una continuidad, tiene que plantearse algo nuevo.
Lo que se estableció es que, si se rechazaba el texto, continuaba vigente la actual Constitución, pero no consagra automáticamente cuál es el proceso que sigue para la dictación de un nuevo documento. En esto comparto con el gobierno que no es necesario un plebiscito de entrada para volver a preguntar si la gente quiere otra Constitución, lo que no está definido es cuál es el proceso que sigue y ya comenzaron las conversaciones en el Congreso con los partidos políticos, para discutir cuál debería ser el modelo para llevar adelante la discusión de una nueva Constitución. Hay propuestas como volver a una convención electa o establecer otro modelo. Este será el motivo la discusión de estos días y una vez que tengamos acuerdo, proponerlo y tramitar una ley para dar viabilidad.
- ¿Cree que está el ánimo en la ciudadanía para repetir el proceso?
Es una pregunta interesante, porque la conversación en el día de la elección y el lunes es que la gente está un poco cansada de estos procesos electorales que han sido muy seguidos en los dos últimos años. Muchas personas lo que plantean es buscar un mecanismo que permita la participación, pero que no fuera con la convención. Si algo me quedó claro, es que la convención dejó una muy mala imagen en la ciudadanía y eso impide que probablemente tengamos un modelo similar al anterior. Si se llega a elegir una nueva convención que sea con un número inferior de convencionales, elegidos de una forma distinta. Pero eso es motivo de la discusión que tendremos estos días.
- ¿Es partidario de una hoja en blanco o avanzar sobre los textos de Michelle Bachelet e incluso el que se presentó al plebiscito con modificaciones?
No hay que desaprovechar el trabajo realizado, dos esfuerzos enormes constitucionales. Por un lado, lo que fueron los cabildos ciudadanos de la presidenta Bachelet donde se recogió la voluntad de la gente en un texto que quedó presentado en el Congreso y perfectamente se puede recoger. Y también utilizar lo que hizo la convención, porque si bien es cierto hubo temas bastante conflictivos, hay otros que merecen ser rescatados del texto, probablemente, colocando algunos bordes respecto del trabajo de la nueva convención.
- ¿Deberían incluirse expertos?
Creo que tienen que estar porque hay temas que son absolutamente técnicos, que en la convención los incluyó como texto sin ninguna mirada técnica y quienes algo conocemos el tema, sabíamos que tenían cero viabilidad práctica y política. Por ejemplo, que el presidente, si se aprobaba la Constitución, en seis mes tenía que enviar una reforma integral al sistema de salud y eso era imposible. La última gran reforma del presidente Lagos, en la que se creó el Auge y el GES, desde que se tomó la decisión política hasta su implementación, pasaron por lo menos seis o siete años.
El problema de lo técnico es cómo y quién los nombra. En eso, me inclino más bien por una convención electa y que exista un equipo técnico, que podría ser quienes trabajan en la biblioteca del Congreso, para prestar un soporte de carácter técnico y no político.
- ¿Qué errores no deberían repetirse?
Fue un error permitir las listas de independientes. Buena parte de la fragmentación tuvo que ver con que muchos independientes no tuvieron ninguna capacidad de trabajar en equipo. Lo segundo son los pueblos originarios. Me la jugué por la representación, pero cuando miras cuántas personas que se declararon indígenas votaron, terminaron sobre representados con los cupos de escaños reservados. En el proceso que viene tienen que estar los escaños reservados, pero en proporción a la que cantidad de personas con voto indígena. Un tercer punto es que no se puede enviar a una convención, si es que la hay, sin un reglamento para funcionar, porque perdió tiempo importante de trabajo en armar el reglamento.
Y otro aspecto es que al permitir que fuera una hoja en blanco, se permitió que se tocara todo. Si hay hoja en blanco, necesita bordes. Uno de los grandes errores de la convención fue quitar al Poder Judicial su carácter de poder del Estado. Si tuviera que poner un borde, sería respetar que existen tres poderes del Estado, porque se hizo un sistema judicial que no tenía el mismo peso que el Legislativo y el Ejecutivo. Y como está construido el modelo político, dependería del Congreso y del presidente. Esa sería una de las cosas que limitaría, respetar la autonomía e independencia de los tres poderes del Estado.
- ¿Ve un ánimo de la derecha de cumplir en avanzar a nueva Constitución?
La derecha lo va a cumplir, ayer tuvimos una larga conversación con Javier Macaya y otros senadores de la UDI y van a cumplir su palabra. Lo que a ellos le interesa es claridad con las reglas del proceso constitucional y llegar a un acuerdo de si será con una convención, sobre los plazos. La ventaja, es que con el proyecto que presentamos con la senadora Rincón y el senador Walker de rebajar los quórums a los cuatro séptimos, a pesar de todo lo que nos vilipendiaron, será la tabla de salvación para el proceso. Al requerirse cuatro séptimos, hoy la centro izquierda que tiene prácticamente 24 votos, necesitaría solo cuatro votos más.
Isapres
- Las isapres argumentan que están en una situación compleja, algunas cerca de quebrar. ¿Cómo ve esta situación?
Hay un problema con el modelo de salud, porque no son instituciones que estuvieron ganando dos pesos y que vivían con un margen de utilidad mínimo. Las Isapres ganaron miles de millones de dólares y han realizado retiros de utilidades brutales. En general ha sido un área muy lucrativa, el problema, es que al parecer producto de la pandemia y de los últimos fallos de la Corte Suprema, se genera un escenario económico complejo. Pero en esto soy de los que creen que la superintendencia tiene que mirar muy bien cuál ha sido la rentabilidad, porque no puedes garantizar a un negocio que todos los años le irá bien. Hay periodos buenos otros malos y ahora que teóricamente están en años malos ellos deberían reinvertir parte de las utilidades que tuvieron en el tiempo para ver cómo siguen adelante.
Dicho esto, el sistema como está no da para más y se necesita un rediseño en su conjunto y el sector salud es una parte. Probablemente el modelo Isapre se agotó y habrá que avanzar en un modelo de seguro, buscar una fórmula mixta, pero hoy la superintendencia tiene una tremenda labor respecto de fijar reglas claras a las isapres para que no se cometan abusos y que sean un sistema con viabilidad.
Lo que tiene que hacer es devolver toda la plata que cobraron……