El pasado 21 de noviembre tuvimos la oportunidad de sumergirnos en las experiencias y diatribas de Manuel Rojas, ex diputado de la UDI por nuestra región. Durante su entrevista en “El resto es música” de Timeline, Manuel se refirió en extenso a la contingencia local, las múltiples disputas al interior de Chile Vamos y su interés por volver a disputar una elección.
Un punto llama la atención en la entrevista del ex diputado, ahora miembro del Directorio del Puerto de Antofagasta (mismo Puerto que hace unos meses se desentendió por completo de su rol en la grave situación ambiental de la comuna), y es que el tono nostálgico de su diagnóstico nos recuerda que 26 años al servicio público no pasan en vano. En efecto, tras 16 años como diputado y 10 como alcalde designado por la dictadura en María Elena, Manuel habla desde la experiencia de un Chile distinto, que se proyectaba tímidamente al futuro, tambaleándose entre los estrechos márgenes de la vieja política de los acuerdos.
En ese escenario resultaba bastante fácil suponer que en el quehacer político basta con tener “bagaje”, como ha indicado en múltiples ocasiones el ex diputado. El problema, a mi juicio, es que perpetuarse en un cargo, además de afectar negativamente la calidad de nuestra democracia, no sirve de nada si tampoco usamos ese poder para cambiar para mejor la forma en que vivimos. Así, mientras que para algunos la validación en política se logra desde la mera acumulación de períodos en el Congreso, las cúpulas partidarias y la cocina de los amigos, nosotros creemos que es posible hacer las cosas de una forma distinta, más abierta y convocante, junto a la ciudadanía y los movimientos sociales.
Quizás por eso mismo Manuel se refiere a mí en su entrevista. Es más, me aventuro a afirmar que la razón por la que sabe que salí del LEA pero no recuerda mi nombre es bastante evidente: no nos conocemos porque nuestras prioridades parecen transitar por carriles diferentes. Efectivamente no nos vamos a encontrar reunidos todos los meses con la Cámara de Comercio o la Asociación de Industriales, ni haciendo el baile del koala en el Congreso; así como nosotros no lo encontraremos a él (o al sector que representa) trabajando junto a las comunidades que viven las consecuencias de nuestras crisis ambientales o en la lucha por el derecho a la ciudad y la vivienda.
Donde sí nos vamos a encontrar, y aquí soy enfática, es trabajando responsablemente por la región y el país, junto a todos y todas quienes estén realmente disponibles para hacerlo. Esa ha sido nuestra voluntad desde el principio, y lo hemos concretado trabajando junto a las y los diputados del distrito, por ejemplo, en la iniciativa que busca crear un fondo de compensación permanente de recursos en regiones productoras de cobre.
En esto no nos perdemos. Está bien mirar hacia atrás de vez en cuando y está muy bien enorgullecernos de las glorias pasadas. Lo que no podemos permitir es que la nostalgia por las formas de la vieja política terminen obstaculizando y retrasando, aún más, el progreso de nuestros pueblos.
