La Plaza de los Eventos, en la costa de la zona central de la comuna, era un espacio público que los vecinos utilizaban durante las tardes para pasear con niños y sus mascotas. Sin embargo, ahora los residentes identifican ese sector como un punto a evitar, sobre todo en la noche, ya que el homicidio del pasado viernes y la balacera ocurrida la madrugada de este lunes, se transformaron en los hechos más conocidos para toda la ciudad, aunque las familias del lugar ahora suman esto a los asaltos, riñas y otras situaciones que los mantienen intranquilos.
Cuando el fallecido Ángel García Aguilera corrió por calle Calama gritando y pidiendo auxilio, los vecinos pensaron que se trataba de una pelea, algo que para ellos no es nuevo debido a los episodios que ocurren con los rucos que aumentaron en la Plaza de los Eventos y por ello no prestaron tanta atención. Al enterarse de que la víctima solo tenía 16 años y que murió en esas circunstancias, la sensación de inseguridad aumentó en la comunidad colindante a la plaza.
Nury Allard vive hace más de 50 años en calle Bellavista con Calama, a metros del lugar donde fue atacado el adolescente boliviano. Llegó al sector con sus padres cuando era niña y explicó que el punto donde reside, entre La Vega y la Plaza de los Eventos, siempre fue tranquilo, con vecinos muy solidarios y actualmente la mayoría de quienes viven ahí son adultos mayores. “A las 20 horas estamos todos encerrados”, reconoció, indicando que la situación comenzó a cambiar cuando aparecieron los rucos en la costanera.
“Hace un mes asaltaron a una sobrina que vive en la otra cuadra, también por Bellavista, con pistola en la cabeza, para quitarle un celular y un tarro de duraznos. Fue a las diez de la noche, porque le dio hambre y salió a comprar al frente, al negocio”, contó.
La Plaza de los Eventos era un punto de esparcimiento durante las tardes para los vecinos, quienes acudían con niños para pasear a sus mascotas. Sin embargo, Allard detalló que en lo personal ya no visita el lugar porque hay grupos de personas viviendo en rucos, quienes fuman droga y consumen alcohol. “Entre ellos pelean, así que nosotros mejor arrancamos. Incluso ese ataque que hubo (último homicidio), la gente pensó que era una pelea entre ellos, porque hay una casa grande de madera donde viven venezolanos y pensamos que habían salido a pelear”, manifestó.
La vecina aseguró que han solicitado más seguridad desde hace bastante tiempo, ya que una cuadra más abajo y frente a la costanera, hay discotecas que en la madrugada no solo generan ruido, también enfrentamientos, personas ebrias y vehículos conducidos de manera imprudente. “Llamábamos a Carabineros y venían, ahora no”, lamentó. A pesar de que han instalado cámaras para mejorar la sensación de seguridad, lo que desean es que saquen los rucos que están en la costanera porque ya no pueden salir durante la noche de forma tranquila. “En calle Bellavista con Calama tengo familia. A veces salgo a ver a mi hermana, a mi hija y tienen que venir a dejarme a media cuadra, porque después de las ocho o nueve no se puede salir”, indicó.
Tras el homicidio del adolescente, Allard expuso que se sienten culpables. “Sentíamos los gritos, pero pensamos que era una riña de ellos, nunca pensamos que estaban matando a un niño de 16 años. Mi hija es paramédica y lo asistió hasta que llegó la ambulancia y quedó muy mal”, relató.
“BEBEN, SE DROGAN, BALAZOS”
También de calle Bellavista, Sara Arriagada, expuso que en el barrio ya no tienen seguridad, porque los asaltos son de día y de noche en una zona donde la mayoría son adultos mayores. “(La Plaza de los Eventos) es un punto donde beben, se drogan, balazos, peleas (…) Anoche fue un caos, porque hubo un tiroteo impresionante que nunca se había visto por acá, fueron más de 15 balazos y creo que hay heridos”, dijo.
Arriagada apuntó que uno de los factores que genera inseguridad son los rucos, tanto los que están en la costanera, cerca del parque de skate, como en el terreno donde estacionan los camioneros, sitio que se transformó en un punto de venta de droga. “La población está cansada de hacer denuncias. Viene Carabineros, no hay nada que decir de su trabajo, pero no salen los rucos que los derechos humanos los tienen bien protegidos, sin embargo, no saben el daño que nos están haciendo acá porque de verdad se vive con miedo. Nosotros somos un poco más jóvenes, pero la gente longeva vive mal, no salen a la calle, a las siete de la tarde ya casi no anda nadie”, declaró.
La vecina sostuvo que no tendrán tranquilidad hasta que no controlen las situaciones que generan los rucos. Los espacios públicos que antes ocupaban en la Plaza de los Eventos y el parque de skate ahora los evitan por temor, algo similar a lo que ocurre en las calles entre La Vega y la costanera que, pasada las 19 horas, quedan solitarias. “Este sector no tiene seguridad, tenemos las discos, el bochinche de extranjeros que se pelean, esto de los asesinatos y golpes viene desde hace rato, solo que ahora se hace más público, porque hace un tiempo mataron a un niño saliendo de una fiesta en la disco. Agonizó ahí y a las dos semanas murió, la mamá andaba por acá preguntando si sabíamos algo. Mientras el gobierno no haga algo, esto va a seguir”, puntualizó.
MÁS PATRULLAJES
Sara Chambía trabaja en La Vega, a dos cuadras de su domicilio en calle Bellavista con Calama, y todos los días su jornada laboral comienza a las 4.30 horas. En una ocasión salía de su casa y un sujeto que identificó como un venezolano, con el torso desnudo, se acercó a ella. “No sabía qué hacer, si regresar o avanzar. Lo que hice fue parar, tratar de disimular como que está llamando y se acercó y me dijo ‘qué pasó, no tengas miedo, no soy nadie’. Por el miedo que me causó no sabía si correr y lo que hice fue ir junto con él y hablarle para que no me hiciera daño, porque miraba para todos lados para ver si había alguien. Era un momento tenso, pero justo estaba mi primo arriba y él se fue a un lado”, expresó.
La trabajadora señaló que a su cuñada trataron de robarle, hecho que quedó registrado en cámaras y con ellas hicieron la denuncia. También contó que, hasta hace un tiempo, a las 19 horas salía a pasear con su hijo a la Plaza de los Eventos, actividad que ya no puede repetir porque es insegura. Chambía dijo que en ocasiones por el sector de La Vega observan patrullajes por las denuncias de robo que han realizado y que, para ella, la presencia de Carabineros sería de ayuda para la tranquilidad de los vecinos, ya que esas calles en las noches son oscuras.
“ESTAMOS ENCERRADOS”
Soledad García vive hace 25 años en Bellavista y aseguró que la sensación en la zona ha cambiado. Aunque no ha sufrido ningún hecho delictual, sí está al tanto de lo que ocurre cerca de su domicilio, ya que trabaja en Altos La Portada y sale de su hogar a las 4.30 horas. Eso le permite ver lo que sucede en la salida de las discotecas, con jóvenes utilizando el frontis de las casas para hacer sus necesidades. Sobre los rucos en la costanera, García explicó que “en realidad no salgo, llego de mi trabajo y mi hijo igual, estamos encerrados. (La madrugada del lunes) solo sentimos los balazos, me enteré por el WhatsApp de la junta de vecinos. El sector antes era tranquilo, madrugaba por el trabajo, salía a cualquier hora”.
Del homicidio del adolescente mencionó que, aunque ella no lo escuchó, le explicaron que la víctima pasó gritando y pidiendo auxilio. Sobre la sensación de seguridad añadió que están asustados, que ya no salen tranquilos porque no es como antes y que sería de gran ayuda ver más presencia de Carabineros, sobre todo cuando funcionan las discotecas que atraen a gran cantidad de personas.
