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viernes, 11 octubre, 2024
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Un viaje en el tiempo desde la Perla del Norte a “Antofalombia”

El pasado 10 de enero, BBC Mundo publicó el reportaje titulado “Antofalombia”: cómo viven los colombianos que buscan el “sueño chileno” en Antofagasta”, donde relatan a través de testimonios de chilenos y emigrantes del país cafetero, la convivencia en la ciudad.

Es la primera vez que se habla públicamente de “Antofalombia”, como concepto que hace alusión a la “colombianización” que ha vivido Antofagasta con la llegada de esta ola migratoria. En resumen, se institucionaliza un concepto que hasta ahora se había utilizado de manera informal, y que comienza a borrar aquella denominación que cada vez se nos hace más extraña y lejana: Perla del Norte.

El reconocimiento público de este concepto desnuda los cambios que ha vivido Antofagasta en muchos campos y que han sido consecuencia de la bonanza de la minería en la región. Los cambios no han sido repentinos, ni se deben analizar solo a partir del componente migratorio. Es claro que Antofagasta cambió para siempre a partir de noviembre de 1990, cuando Minera Escondida inicia sus operaciones y se transforma en una de las principales productoras de cobre del mundo. Esta bonanza atrajo en una primera etapa una primera ola migratoria, principalmente de habitantes de la Región de Coquimbo.

Si pudiéramos subirnos a un DeLorean y viajar hasta esa época, veríamos como el paisaje de la hasta ese entonces “Perla del Norte” se empezó a llenar de camionetas rojas, y las tradicionales fuentes de soda fueron reemplazadas por schoperias. El comercio local vio como poco a poco las grandes cadenas del retail se iban instalando en la ciudad: la apertura del Antofagasta Shopping en la ubicación del antiguo edificio de la CCU, la posteriormente inauguración del edificio de Ripley en pleno paseo Prat, hasta llegar al Mall Plaza Antofagasta, marcan la evolución de la manera de consumo en los habitantes de la región.

«La gente está acostumbrada a comprar en el centro. Acá tiene todo a la mano. El mall que construyeron está demasiado lejos y los clientes no están dispuestos a caminar hasta allá para hacer sus compras», señalaba un comerciante antofagastino en los primeros meses de funcionamiento del mall. Que equivocado estaba.

El turno  4 x 4 o 4 x 3 obligaba en cierta medida a que muchos trabajadores e incluso gerentes de las mineras se trasladaran junto a sus familias a vivir en Antofagasta, donde el antofagastino de toda la vida vio como su ciudad transformaba algunas costumbres típicas y empezaba  a adoptar algunas nuevas. La transformación ya estaba en marcha.

La implementación del turno 7 x 7 provoca otro gran cambio en la ciudad. Gerentes y trabajadores mineros que venían de otras zonas de Chile, deciden regresar con sus familias a sus residencia de origen. «No me interesa vivir en Calama, ni siquiera en Antofagasta, aunque llevo diez años trabajando en distintas faenas… prefiero que sigan en Concepción. Allá hay buenos colegios, áreas verdes. ¿Qué van a hacer acá?», eran los testimonios que leíamos en la prensa de trabajadores que laboraban en la región pero que no veían el beneficio de instalarse en Antofagasta.

Mientras muchos armaban maletas y se iban con monos y petacas de Antofagasta, otros llegaban. Producto de factores como la inestabilidad política y de seguridad en diferentes zonas de Colombia, más la bonanza de la minería ya mencionada, convierten a Antofagasta en la tierra prometida de miles de personas que veían como en su país no tenían las oportunidades llevar una vida digna.

En 2020, se cumplen 30 años de aquel inicio de operaciones de Escondida, y ni el experto más vivaz o el futurólogo más avezado, ni el mismo Doc Brown, pudo adelantar la evolución de una ciudad que hasta ese momento era conocida como “La Perla del Norte” y que ahora comienza a ser conocida de manera internacional como “Antofalombia”.

Siempre hay que recordar de donde venimos para planificar el viaje a los años siguientes. La Antofagasta de los últimos 30 años ha sido una ciudad de acogida y de paso para muchos. Es hora de empezar a sacar las lecciones para proyectar un futuro que nos asegure otros 30 con una ciudad madura y consolidada acorde a la bonanza que dejan los recursos mineros.

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