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viernes, 19 abril, 2024
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Democracia directa

"La falta de legitimidad de la Constitución de 1980 por su origen no democrático constituye un peso histórico sin superarse, por ello el 78% de electores optó por una nueva Constitución en el plebiscito de entrada", Jorge Molina, académico Derecho UA

Conocido el resultado del plebiscito del 4 de septiembre numerosos análisis se han hecho, en general se refieren al resultado electoral, atribuyéndose cada sector su interpretación del dato estadístico, pero sin referirse al valor del acto en sí mismo.

Nuestra sociedad ha tenido diversas crisis políticas, en épocas variadas y con distintas expresiones, la de octubre de 2019 fue resultado de asuntos sociales, culturales, económicos y políticos, pendientes de solución, básicamente de desigualdad, los que subsisten en el tiempo.

El mecanismo diseñado, en el Acuerdo del 15 de noviembre de 2019 y su reforma constitucional, fijó un camino para solucionarlo, lo que es propio de una sociedad democráticamente madura. A ese Acuerdo concurrieron casi todas las fuerzas políticas con representación Parlamentaria, se acordó un cronograma de trabajo, modificado por la pandemia y que fue inclusivo en paridad de género y pueblos originarios.

La búsqueda de acuerdos políticos es una tradición republicana, que es parte de nuestra historia, excepto en períodos de quiebre institucional.

El proceso constituyente impuso cuatro límites a la Convención, (Art. 135 de la C.P.R.) los que se respetaron: 1) el Estado es una República, según Cicerón (La República), asegura que la Ley se crea por las instituciones del Estado y no por un monarca o dictador; 2) Gobierno Democrático, (del griego; demos=pueblo y kratos=gobierno) reafirmó nuestra tradición que el Poder se ejerce por elecciones libres, periódicas e informadas, rige el estado de derecho, se reconocen y protegen derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales; 3) respeto a las sentencias judiciales firmes y ejecutoriadas, asignando independencia al Poder Judicial; y 4) respeto a los Tratados Internacionales ratificados por Chile y vigentes, obligando al Estado a cumplir sus obligaciones internacionales, en especial en Derechos Humanos.

El proceso constituyente fue institucional, democrático, deliberativo y cumplió con la norma constitucional citada, para proponer un texto para una nueva Constitución, lo que ocurrió es que el plebiscito lo rechazó al no aceptarse por la ciudadanía; sus causas y efectos serán motivos de otras notas.

En nuestra Historia ese proceso fue único, y de gran impacto en la opinión pública internacional, en particular en ambientes políticos, legislativos y académicos sobre la formación de un texto constitucional.

Sin analizar el porqué del resultado, parece conveniente estudiar el caso con mayor detalle y humildad por ambas opciones, conocer con precisión la forma de pensar de los más de 5 millones de nuevos votantes, que lo hicieron por aplicación del voto obligatorio, sin poder determinarse su comportamiento en próximas elecciones.

La falta de legitimidad de la Constitución de 1980 por su origen no democrático constituye un peso histórico sin superarse, por ello el 78% de electores optó por una nueva Constitución en el plebiscito de entrada.

Nuestra historia registra cruentas guerras civiles en el Siglo XIX, período de inestabilidad institucional entre 1924 y 1932, quiebre de la democracia en 1973; la Convención por su carácter era garantía de mantención de la institucionalidad; pero su resultado abre espacios de incertidumbres, requiriéndose una pronta resolución que, superando dudas y miedos, logre los acuerdos que resuelvan los asuntos pendientes.

En Colombia, previo a la elección presidencial de 1990, y luego de miles de asesinatos, incluido el candidato a Presidente Carlos Galán, su sucesor el candidato liberal César Gaviria, afirmó que los problemas de la democracia se arreglan con más democracia.

La primera reflexión para aprender de esta experiencia histórica, es cuántas vidas, dolor y heridas sociales nos habríamos evitado, si se hubiera permitido realizar el plebiscito que el Presidente Allende estaba dispuesto a convocar el 11 de septiembre de 1973 a las 11.00 hrs desde la casa central de la ex Universidad Técnica del Estado, hoy USACH.

Todo buen demócrata acepta el resultado del Plebiscito, porque fue el pueblo de Chile quien se pronunció; por eso mi segunda reflexión es que, dado que la constitución de 1980 excepto su Art. 129, carece de medios de democracia directa como plebiscito, referéndums, consultas y otros, los que se necesitan urgentemente en una Nueva Constitución, para ampliar la participación ciudadana en la democracia representativa, es el momento de pensar en el futuro.

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