Para recuperar la estabilidad económica del país no solo es necesario el control de la inflación y lograr mejores tasas de interés, también se requiere concluir lo antes posible las discusiones sobre las reformas tributaria y previsional, junto con resolver la situación de las isapres, ya que todo este conjunto de temas genera incertidumbre en el mercado de capitales y el sistema financiero. Así lo explicó Eduardo Ebensperger, gerente general de Banco de Chile, quien en conversación con TL Antofagasta señaló que, en este sentido, en las últimas semanas aparecieron buenos mensajes tanto del gobierno y de algunos actores del Congreso, quienes plantearon que una reforma tributaria debe considerar el crecimiento.
El ingeniero comercial, quien dirige el banco propiedad de Quiñenco (Grupo Luksic), recordó que la economía se mueve por expectativas en el mundo de las inversiones, las que finalmente se materializan en proyectos que generan empleo. Por ello, a pesar de que todavía el país está en una fase de decrecimiento, éste indicador ha disminuido en los últimos dos meses levantando confianzas en el mercado. “Y también hay otras señales después, un discurso menos radical de las autoridades y que este enemigo que se ve del crecimiento, el mundo privado, no es tan grande”, subrayó.
El ejecutivo sostuvo que es vital el equilibrio y no desplazarse hacia los extremos, puntualizando que no podemos descartar que hay dificultades que todavía no están resueltas, pensiones, educación y salud, “sin olvidar que el mayor recaudador de impuestos para una economía de nuestras características es el crecimiento. No quiero decir que no se esté dispuesto a una reforma tributaria, sí, pero tiene que ser bastante amplia. No podemos suplir solo con gasto o con un tema fiscal si no buscamos también el aporte y la eficiencia del Estado”, propuso.
Ebensperger manifestó que actualmente no observa la misma incertidumbre que hubo en el primer proceso constitucional. Por lo que dicen las encuestas, agregó, la incertidumbre hoy está basada más probablemente en si se aprobará el texto. “Se entendió que la Constitución se requiere, es importante al país, pero no resuelve estos problemas que acabo de mencionar. No tenemos un proyecto extremo, de cambio radical, es una Constitución mucho más centrada, con más acuerdos bastante transversales en cómo desarrollar esto y, en definitiva, salir adelante en un proceso equilibrado que represente ojalá a la mayoría de los chilenos”.
- ¿Qué evaluación tiene de las actuales condiciones económicas del país? Los usuarios escuchan que el escenario es bueno, pero en otras ocasiones que vamos a un precipicio.
Esa duda es razonable y entendible, porque a veces uno olvida que la economía se mueve por expectativas, principalmente porque generan confianzas, sobre todo al mundo de las inversiones, los proyectos, que al final arrastran todo, hasta las personas, porque hay más empleo. Los actores económicos, tanto los empresarios, los ejecutivos que manejamos las empresas, las autoridades del gobierno de turno, el Banco Central y todos quieren influir para efecto de lo que quieren transmitirle al mercado, que actúa con base a la convicción que se forma como un todo. Me explico, efectivamente veníamos y todos estábamos de acuerdo de que este año el país iba a decrecer, al comienzo entre menos 1.2, 1.5 y era un muy mal pronóstico, porque comparativamente en la economía del mundo, eran pocos los países que decrecían. Esto, porque nos estamos pegando un ajuste producto, la palabra tal vez no es la adecuada, de la fiesta que se dio de liquidez del mercado producto de cómo se enfrentó la pandemia. Ni siquiera hay que decir si uno está de acuerdo o no, se inyectó una cantidad enorme de recursos a la economía producto de las ayudas sociales, pero adicionalmente y se nos empieza a olvidar, hubo retiro de los fondos AFP que fueron miles de millones de dólares y eso provocó un exceso de plata en la economía y un crecimiento basado solamente en el consumo y el comercio. Esto provocó que posterior a ese crecimiento viniera un ajuste de verdad porque el consumo fue con ingresos que no son permanentes y que debieran estar dedicados al ahorro y la inversión. A ese ajuste evidente se sumó, sin hablar de tendencias políticas, una serie de cambios económicos y sociales que provocaron una incertidumbre enorme al mercado y los agentes, tanto las personas como las empresas y los inversionistas, toman decisiones y cuando hay una incertidumbre tan grande de cambios radicales y una falta de convicción de respetar la institucionalidad, provoca una huida de las inversiones. Estas dos cosas provocaron un decrecimiento fuerte y después hubo algunas decisiones más racionales, con elecciones de por medio, este extremo de cambio que sin juzgarlo políticamente era muy radical. Cambios como el rechazo de la propuesta de Constitución, un proceso constituyente muy extremo que fue rechazado masivamente y hubo un mensaje de la sociedad de que no quería esos cambios tan extremos y, por lo tanto, eso redujo un poco la desconfianza, vuelve algo de certidumbre al mercado. Todo esto lleva a que los agentes empiecen de nuevo a realizar algunas inversiones o los capitales dejen de irse y volvemos a un escenario donde habrá decrecimiento, pero ya hablamos de un decrecimiento no del menos uno y más, probablemente del -05, que es igualmente malo, pero se acota el rango. Y también hay otras señales después, un discurso menos radical de las autoridades y que este enemigo que se ve del crecimiento, el mundo privado, no es tan grande y eso ha permitido que en definitiva retorne un poco de confianza.
Además, hubo mucha crisis externa, no todo es interno, no olvidar la guerra de Ucrania, los problemas entre Estados Unidos y China que hacen que los precios suban, el transporte, la logística, la incertidumbre a nivel global, lo que nos pega directamente. Chile es un país abierto, somos exportadores natos, todo lo vendemos hacia afuera y, por tanto, lo que ocurre afuera nos afecta. En la medida que eso también se fue “conteniendo un poco”, hoy tenemos señales un poco más positivas de Estados Unidos, algo en China, permitieron que este extremo fuese más acotado. Dicho todo esto, igualmente tenemos decrecimiento, del orden de 05, 06, o 07, mientras menos sea mejor y, un crecimiento del desempleo que está en el 8.8, lo que no son buenas noticias. Entonces, lo que hacen los agentes económicos, la autoridad, es decir “esto no es tan malo”, para transmitir cosas positivas al mercado. Por otro lado, la inflación está con algunas señales positivas, de 01, muy bajita, ahora cuando analizas son más los volátiles lo que explican esa baja inflación y todavía la inflación subyacente sigue creciendo. Pero sí son dos meses sistemáticos de rebaja, probablemente el otro mes también y eso permitirá, que más temprano que tarde el Banco Central baje la tasa de interés, lo que mejorará las políticas de inversión y eso configura un mejor escenario. Sin embargo, no debemos taparnos los ojos, es igualmente malo, es un cambio de tendencia, pero sigue en el decrecimiento y ojalá que hacia el último trimestre veamos un repunte para que el 2024 tengamos crecimiento.
- ¿Qué riesgo advierte en el futuro inmediato que pudiera alterar esta tendencia?
Hay cosas locales y externas, algunas se pueden prever y otras que no. Con las que son externas no tenemos nada que hacer más que esperar lo que pasa afuera. En la medida que se mantenga la guerra entre Rusia y Ucrania, nos golpea directamente, en la medida que China siga deprimido, es una amenaza o que tengamos otros conflicto entre China y Taiwán, todo lo que pase afuera respecto a eso que mueve precios como el petróleo, nos pega. Por otro lado, si se deprime China es menos demandante de cobre y nos guste o no, el 50% de los ingresos provienen de este mineral lo que nos afectará. Todo eso es de afuera, la estabilidad nos ayudará.
Internamente vuelvo un poco a lo anterior, nos quedan cosas por definir. Nos guste o no, el mercado de capitales es muy relevante para el desarrollo del mercado financiero, tiene que verse la inflación y el nivel de tasas, porque si eso no se controla es una muy mala noticia. Si se estabiliza, muy bien, pero junto a eso, hay cosas que definir para el sistema financiero, las empresas y para la gente. Esto es muy relevante porque finalmente las empresas son las que dan empleabilidad y, en definitiva, son las que permiten que las personas mejoren su calidad de vida. Si no terminamos rápido la reforma tributaria, que genera mucha incertidumbre en el sistema, la reforma previsional y tercero, tenemos una espada muy grande dando vueltas, que creo que no se ha tomado el peso que tiene, el tema de la salud y las isapres. Son temas que pueden ser muy pesados para la comunidad por el impacto, ya que afectan a más de tres millones de personas y no solo es de recursos y de las AFP, la salud es un tema con el que no se puede jugar, es un riesgo de inestabilidad política y social muy grande.
Segundo, el proyecto previsional no solo tiene que mejorar las relaciones, también tiene que darse un equilibrio para ver cómo el sistema, el mercado capitales, va a operar, porque también nos guste o no las AFP son un ente muy determinante para ese sistema. Como tienen que pagar pensiones a muy largo plazo, las empresas y las entidades financieras emitirán bonos que compraban las AFP y con esas platas los bancos financiaban créditos hipotecarios a largo plazo y las millones de casas de los últimos años obedecen a ese sólido y buen mercado. Por lo tanto, esta reforma tiene que hacerse lo antes posible y tiene que considerar todos estos aspectos, porque esa estabilidad permite consolidar el crecimiento en el mercado financiero.
Y lo tercero es la reforma tributaria. Cuando hay una reforma muy amplia, discutida por mucho tiempo, provoca incertidumbre, lo menos razonable para la inversión, para que las empresas crezcan y tomen decisiones. Esto tiene que ojalá cortarse lo antes posible y de una manera equilibrada, creo que hoy tenemos buenos mensajes tanto del gobierno actual y de algunos actores del Congreso de que se requiere una reforma tributaria que debe considerar el crecimiento. No solamente recaudar, porque si se hace sin tener un potencial incremento del crecimiento o el desarrollo de las empresas, es poco factible recaudar más. Si se espantan a los inversionistas no habrá más inversiones. Estos tres eventos, en definitiva, pueden determinar en forma muy importante con cuánta rapidez o lentitud nos recuperaremos económicamente.
- Muchas de las demandas del estallido social todavía no han sido resueltas. ¿Existe algún foco de incertidumbre que pueda generar una no resolución de aquellas demandas y terminar en un nuevo estallido?
Creo que lo que nos pasó es que nos confundimos, se malinterpretó o algunos quisieron mal interpretar lo que era el estallido. Existen hoy problemas básicos de la gente por resolver y en ese minuto se tendió a pensar o se quiso hacer creer que esos problemas se resolvían con la nueva Constitución. Sacar una nueva Constitución es muy importante, pero las dificultades siguen latentes, porque los problemas son básicos. Una pensión razonable, bien financiada; un acceso adecuado a la salud y la educación que está pendiente, son temas elementales que no están resueltos. Y adicionalmente, sin darnos cuenta, vino un aumento de la delincuencia y la inseguridad. Es verdad que se han realizado esfuerzos, pero hay que hacer mucho más y ser consistentes y coherentes. Estos cuatro puntos tienen que resolverse, son los que apuntan a las verdaderas necesidades y de repente nos confundimos como país y sociedad y ponemos una serie de temas mal llamado progresistas o que pueden ser muy relevantes, pero que no resuelven los problemas básicos. Hay que pensar en esas cosas antes de antes de otras que vendrán cuando seamos un país más desarrollado, cuando tengamos un mejor nivel de ingresos y volvamos a un nivel de crecimiento y de certidumbre. Con equilibrio, no se puede ir a los extremos, pero no podemos olvidarnos que todavía no están resueltas estas dificultades y desde ahí hay que buscar los recursos, sin olvidar que el mayor recaudador de impuestos para una economía de nuestras características es el crecimiento. No quiero decir que no se esté dispuesto a una reforma tributaria, sí, pero tiene que ser bastante amplia. No podemos suplir solo con gasto o con un tema fiscal si no buscamos también el aporte y la eficiencia del Estado.
- ¿La banca siente ahora la misma incertidumbre que había respecto del primer proceso constitucional?
Creo que no. Por lo que dicen las encuestas, la incertidumbre hoy está basada más probablemente en si se aprobará. Se entendió que la Constitución se requiere, es importante al país, pero no resuelve estos problemas que acabo de mencionar. No tenemos un proyecto extremo, de cambio radical, es una Constitución mucho más centrada, con más acuerdos bastante transversales en cómo desarrollar esto y, en definitiva, sacar adelante un proceso equilibrado que represente ojalá a la mayoría de los chilenos.
- ¿Es una buena señal que el Presidente dijera que si el proceso llega a rechazarse durante este gobierno no habrá un tercer intento?
No sé si es bueno o malo, es una realidad que no puede estarse sistemáticamente en esto y sea cual sea el gobierno de turno tiene que dedicarse a gobernar y a resolver los problemas de la gente. No sé si es malo o bueno, eso lo interpretará la sociedad, pero desde mi punto de vista sería positivo que se resuelva y ojalá lleguemos a una Constitución que hoy es más centrada, que representa a más gente que el proceso anterior y que ojalá se apruebe con mayoría. Si esto no ocurre, coincido con lo que dice el Presidente.
- En junio del 2021 dijo, respecto a la descentralización del Estado, que para ser real tiene que entregar atribuciones para que las regiones decidan de manera propia. Pero si lo extrapolamos a los clientes de la banca, sería justo también que las políticas de crédito hipotecario respondieran a la realidad de cada región. El metro cuadrado de una propiedad en Antofagasta no es el mismo que en Arica.
Toda la razón y uno tiene que predicar con el ejemplo. Lo que pasa en general es que los valores de las propiedades son distintos, los ingresos son distintos en términos relativos en las regiones, por lo tanto, uno como banco o institución financiera, tiene que ser capaz de reconocer esa realidad. Si bien es decisión independiente de cada banco cómo aplica sus políticas, uno debería pensar que los valores máximos de créditos hipotecarios que se exigen deberían ser de acuerdo con las realidades. Nosotros tenemos una diferenciación respecto a eso, los valores mínimos de un crédito hipotecario en Santiago son más altos a los valores en región. Sin embargo, lo que sí ocurre es que las tasas de interés y la inflación es lo que más ha afectado a estos periodos. Cuando uno ve esa diferenciación no existe porque es tal el nivel de inflación y de tasa que el crédito hipotecario se ha hecho muy caro. Entonces por mucho que hagas esas diferencias de precios, lo que complica hoy en un crédito hipotecario es la menor relación entre el ingresos versus el dividendo a pagar. Cuando la UF de 12% es más cuatro, un 16% de interés, más la inflación, en un hipotecario que en promedio es a 20 años, pega mucho y transversalmente, en Santiago y las regiones. Pero sí es razonable que los bancos tengamos y hagamos diferenciaciones y realidades respecto a lo que financiamos. Por ejemplo, en esta región los ingresos por la minería son mejores, pero en otras regiones son menores, por lo tanto, también hay que ser capaz de financiar esos proyectos.
- Si tuviera que pedir un crédito hipotecario, ¿esperaría?
De todas manera esperaría, por una razón muy sencilla, estamos en un periodo de coyuntura, todo indica que las tasas bajarán, eso se va a estructurar en los próximos meses y la inflación también se está controlando. Entonces, si pudiera esperar dos o tres meses lo haría para tomar una decisión. Esto suena un poco a contra natura porque financio créditos, pero eso es lo que haría, ir con calma a efecto de mirar la tasa de interés de los bancos.
- ¿La reacción frente a la pandemia fue la adecuada o si ocurriera un evento similar nuevamente hay cosas que deberían mejorarse?
Siempre se puede mejorar, pero desde el punto de vista del sistema financiero y del regulador, Banco Central y la CMF, creo que se hizo muy bien. La banca fue un actor importante, el Banco Central proveyó recursos al sistema financiero a una tasa que la amarró, que fue la tasa de política monetaria de más 05 y dio acceso a todos los bancos a esa liquidez. Por otro lado, la autoridad creó mecanismos, los créditos Fogape, de garantía estatal, para que los bancos y el sistema financiero pudiesen prestar con mucha más garantía o seguridad, no el 100%, pero con garantías del 60 o 70%, de manera que la pequeña y mediana empresa, que tenía menos espalda, pudiese pasar ese año, porque no sabíamos cuánto tiempo duraría, y se hizo. Creo que ese fue un mecanismo extraordinariamente positivo que está viendo sus frutos. La cantidad de empresas que quebraron o que salieron del mercado fueron muy pocas y unas que evidentemente cuando se va toda la demanda, sectores que sufrieron mucho, los hoteles, restaurantes, se complicaron. Sin embargo, muchas otras pudieron pasar estos dos años de pandemia lo que fue realmente positivo, no sé si de práctica público-privada, pero en definitiva es un instrumento de política que lo usa bien el sistema financiero privado. Creo que se hizo bien.
- En los bancos ahora las cuentas tienen opciones, en dólares o fondos en UF. ¿Qué tan lejos estamos de incorporar las criptomonedas?
Es muy difícil predecir en el tiempo. Lo que sí puedo decir es que hoy no existe una regulación en la legislación que dé respaldo a la criptomoneda en Chile y en muchos países. Si las criptomonedas llegan a ser una opción, será cuando los bancos centrales regulen y den esa viabilidad. No hay ninguna posibilidad antes de que se le dé certeza a una moneda que en teoría no tiene respaldo y que se basa solamente en la escasez de la emisión o creación de esa moneda. Cuando tienes esa gran incertidumbre pasa a ser una moneda o un mecanismo extremadamente especulativo y no da la certeza, la solvencia que tiene una moneda. Por lo tanto, mientras no tengamos regulaciones será muy difícil que pasa a ser una opción. Evidentemente, si el día de mañana se regula y tiene el respaldo como tienen todos los países con sus monedas, podrá ser una opción. Antes de eso es muy difícil y nosotros no operamos ni podemos operar en criptomonedas como sistema financiero, porque no hay ningún respaldo ni nada que entregue la viabilidad que permita tranzar adecuadamente o dar los respaldos que se requiere para transmitir seguridad a los clientes.