A fines del 2018, la Municipalidad de Antofagasta retiró el plan de remediación y recuperación del terreno en La Chimba donde por medio siglo funcionó el vertedero de la comuna. El edificio consistorial desistió del proyecto que había ingresado en el 2017 al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental debido a una serie de observaciones que debía corregir en un nuevo estudio. Sin embargo, el exseremi de Medio Ambiente, Felipe Lerzundi, advertía en el 2019 lo complejo de este escenario, ya que se trataba de una tarea que podría tardar de tres a cinco años, periodo en el que el basural seguiría acopiando desechos a pesar de su prohibición y debido a las quemas, continuaría representando un grave problema sanitario para los vecinos del extremo norte.
En ese momento, todas las fichas estaban puestas en la apertura del relleno sanitario Chaqueta Blanca y en cómo destrabar las diferencias que existían entre la Dirección de Obras Municipales y la empresa a cargo de la iniciativa para comenzar con la operación. El principal temor de los vecinos y de los expertos apuntaba a que cuando partiera el trabajo del relleno sanitario, el terreno en La Chimba quedara a la espera de una remediación que todavía no tiene fecha para ejecutarse.
Tres años después, la situación es aún más crítica que cuando funcionaba el vertedero, ya que, de las frecuentes quemas en el sector, los vecinos ahora pasaron a un incendio que abarcó 16 hectáreas y que comenzó el miércoles pasado. Debido a las dificultades para controlar el fuego y la dispersión de material particulado tóxico, se suspendieron las clases desde Nicolás Tirado hacia el norte. La Gobernación Regional, la Delegación Presidencial y el municipio se articularon para combatir el siniestro logrando su control, aunque todavía podrían existir focos subterráneos y por ello la situación es seguida en detalle por las autoridades.
Por 50 años, el vertedero de Antofagasta funcionó en 170 hectáreas de terreno en La Chimba. En su inicio, el espacio estaba a gran distancia de los núcleos urbanos, pero el crecimiento de la ciudad fue rodeando el lugar de conjuntos habitacionales, recintos de salud, colegios y empresas. Además, en la década de los 80, el Estado decidió proteger un área de esta zona declarándola reserva nacional. Como el aumento de los volúmenes de desechos era progresivo y el vertedero no ofrecía ninguna condición de tratamiento para ellos, fue urgente trabajar en un proyecto para una mejor disposición de los residuos domiciliarios.
Los estudios para establecer un relleno sanitario comenzaron en el 2008, pero los primeros camiones con basura ingresaron a Chaqueta Blanca el 21 de diciembre del 2019. La tramitación encontró varias dificultades y solo la compra del terreno tardó cerca de tres años. Cuando la construcción terminó y la empresa a cargo informaba que estaba lista para operar inició un conflicto con el municipio, en particular, con la Dirección de Obras Municipales, que precisó que todavía restaban algunos aspectos para otorgar la patente y con ello iniciar la operación. Esta disputa se extendió involucrando a autoridades ministeriales y en la región, al exintendente Marco Antonio Díaz, quien exigía al municipio dar el vamos a Chaqueta Blanca, aunque desde el edificio consistorial explicaban que aquello iría contra la norma por la falta de los últimos trámites.
Comenzar con el funcionamiento del relleno sanitario terminaría con los 50 años de acopio de basura en La Chimba. Sin embargo, los vecinos ya advertían que las quemas y la acumulación de desechos en el perímetro del vertedero no acabaría con aquellas acciones, ya que requiere de un cierre, remediación y recuperación. Los residentes del sector norte llevaban más de una década denunciando a diferentes autoridades el problema de vivir con malos olores y acumulación de basura en una zona que ahora tiene carácter habitacional.
En agosto del 2016, la administración de Karen Rojo presentaba a la comunidad un proyecto que transformaría el terreno del vertedero, con $200 millones de la Subdere se financió un estudio de prefactibilidad del “Plan de Remediación y Recuperación del Vertedero La Chimba” para convertir el sector en un área verde. Esta idea contemplaba un parque urbano dividido en varios sectores, entretención familiar, deporte y un área cívico-cultural.
En junio del 2017, el municipio ingreso al Servicio de Evaluación Ambiental el “Plan de remediación y recuperación vertedero La Chimba y su entorno”. Pero en noviembre del 2018 desistió del estudio y desde la municipalidad informaron que la medida obedeció a una serie de observaciones. Por ello, la idea era retirarlo y presentar uno nuevo incorporando todos los antecedentes solicitados. El ingeniero civil químico y exseremi de Medio Ambiente, Felipe Lerzundi advertía que la apertura de Chaqueta Blanca era un paso importante, pero contar con un plan de remediación es la única solución para los vecinos de La Chimba, ya que el sitio continuaría recibiendo basura a pesar de la prohibición y en ese contexto, continuarían las quemas ilegales.
Cuando partió la operación de Chaqueta Blanca, en diciembre del 2019, la exalcaldesa Karen Rojo explicó que el municipio retomaría estudio de prefactibilidad del Plan de Remediación del Vertedero La Chimba, indicando que fue retirado de la evaluación ambiental por incumplimientos de la empresa a cargo de la iniciativa. En agosto del 2020, ya con Rojo fuera del municipio, el alcalde suplente Ignacio Pozo en reunión intersectorial habló sobre las quemas ilegales y la disposición ilegal de residuos fuera del vertedero, a pesar de su cierre para residuos domiciliarios. En esa oportunidad, la municipalidad informó que deben reingresar el estudio enmarcado en el desarrollo del plan de recuperación y remediación del sector.
Luego del cierre de La Chimba para residuos domiciliarios y con el cambio de autoridades, en septiembre del 2021, el Consejo Regional (Core) aprobó entregar la concesión del terreno del exvertedero al municipio, trámite administrativo que permite al edificio consistorial abrir y limpiar el sector. Esto, ya que anteriormente el alcalde Jonathan Velásquez decidió no renovar el comodato del paño con Bienes Nacionales y por lo tanto, se desligaba de la responsabilidad de mantener el área. En febrero de este año y para combatir la situación de las quemas que no cesaron con el cierre del basural, el Core aprobó $1.800 millones para un plan integral de limpieza y vigilancia para en una etapa posterior añadir el reciclaje. Los meses siguientes, los consejeros y el gobernador Ricardo Díaz tomaron medidas a raíz de las denuncias que recibían de vecinos, quienes denunciaron no solo la continua acumulación de desperdicios en el exvertedero, también, la aparición de rucos y una toma.
La Chimba sigue funcionando para recibir escombros y la apertura de Chaqueta Blanca no terminó con uno de los mayores problemas de los residentes del extremo norte de la comuna, las quemas que generan mal olor y desprenden material tóxico. La semana, una columna de humo alertó a los vecinos sobre un nuevo incendio en el exvertedero. El viento y la cantidad de basura acumulada desataron el siniestro que obligó coordinaciones del Comité Operativo de Emergencias y la suspensión de clases en los establecimientos cercanos a la espera de los trabajos para controlar de manera definitiva el incendio.
