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domingo, 28 abril, 2024
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Tiene 15 años

Talentosa tenista de Mejillones necesita apoyo: madre vende roscas para financiar su carrera deportiva

La adolescente Lisette Tapia está 15 en el ranking nacional. Tras llegar de los entrenamientos en la noche, su madre prepara las roscas que ayudan a financiar su formación y la adolescente colabora lavando ropa de empresas. Sin embargo, los recursos que ahora son escasos serían insuficientes para el próximo año, cuando la deportista comience a competir en torneos ITF.

Lisette Tapia Ponce (15) estudia en un colegio para deportistas del alto rendimiento que está en la capital del país gracias a la modalidad de clases remotas y presenciales. Tras finalizar la jornada, junto a su madre Silvia Ponce y su hermana Ignacia (10), inician un viaje de dos horas desde Mejillones hasta el Autoclub -en el extremo sur de Antofagasta- donde ambas escolares pueden entrenar gracias a una beca entregada por la directiva del recinto. A las 22.30 horas recién están en casa nuevamente, pero no para descansar, ya que Silvia aprovecha las horas de la noche para preparar roscas, alimento que ayuda a financiar todos lo que requiere la formación deportiva de sus dos hijas. En paralelo, Lisette colabora con su familia obteniendo algunos recursos a través de un trabajo que consiste en lavar ropa de los faeneros de la zona.

Silvia (42) junto a su esposo (52), quien trabaja como operador, son mejilloninos, comuna en la que viven con su hijo de 18 años, Ignacia y Lisette. La adolescente es una promesa deportiva de la región y por eso sus padres realizan todos los esfuerzos para asumir la preparación que implica una serie de gastos. Lisette llegó a estar en el quinto puesto del ranking nacional y aunque en un momento descendió hasta las 30 mejores, actualmente ocupa el lugar 15 luego de ganar una serie de torneos consecutivos. Su madre asegura que podría escalar mucho más si tuvieran la posibilidad de participar en más competencias y, si mantener a las dos niñas practicando deporte ahora es complejo, lo será aún más el próximo año cuando la estudiante de 15 años comience a jugar de manera profesional.

El hijo mayor de Silvia, quien cursa tercero medio, está dentro del espectro autista y hace un tiempo comenzó a practicar tenis. En esa época Ignacia tenía dos años, andaba con pañales en la cancha y Lisette con ocho años manifestó que también quería jugar. “La llevamos un sábado y la becaron por un año en el Autoclub. Mi esposo me lo dijo, que me estaba metiendo en las patas de los caballos porque es una cuestión carísima, es para la gente rica y que nosotros no podríamos. El alcalde anterior (de Mejillones) nos ayudó harto, el chico de la corporación también, pero cambió la administración. Estuvimos cinco de Chile, bajamos al 32 y ahora Lisette asistió a una seguidilla de torneos que ganó y subió al puesto 15. Todo depende de eso, de poder participar, porque ella a estas alturas debería estar jugando fuera del país, pero lamentablemente los recursos ya no dan”, reconoció la madre.

Silvia explicó que el próximo año Lisette pasará a la categoría menores de 18 años, lo que representa un gran desafío para la familia porque incluso en este momento tendría que estar disputando torneos ITF. En ese escenario, los recursos que con sacrificio logran reunir y que sirven para financiar la preparación de las dos deportistas, es probable que el próximo año no alcancen para costear el nivel que Lisette deberá enfrentar para seguir en competencia.

“Vendo roscas para sacar a mis dos hijas adelante, también tengo un hijo TEA de 18 años, es mayor de edad, pero tiene su carné de discapacidad y soy responsable por él. Con las roscas tengo que financiar todo para la formación de las niñas, pero, aunque venda miles, no hay bolsillo que aguante”, expuso Silvia. Lisette termina sus clases a la 14 horas, mismo horario que Ignacia y tras ello, con su madre parten hasta Antofagasta para regresar a las 22.30 horas. “Anoche (jueves pasado) terminé de hacer roscas a las 3.30 horas y las fui a entregar a las 9”, detalló, agregando que, por su parte, Lisette colabora lavando ropa de faeneros para reunir más recursos y, además, Silvia genera algunos ingresos extra tomando fotografías.

Gastos

El colegio en el que estudia la adolescente es para atletas de alto rendimiento en Santiago y aunque tiene beca, un porcentaje corre por cuenta de la familia que debe cancelar 150 mil pesos. Cuando ella y su hermana necesitan trasladarse hasta Antofagasta lo hacen en un bus de la empresa Biaggini, que coopera con los pasajes para las dos niñas y Silvia paga su asiento. Ambas niñas también están becadas en el Autoclub, que cuenta con el tenis como una rama deportiva para entrenar en grupo, sin embargo, las clases particulares requieren un pago aparte.

Ignacia tiene diez años, pero su madre cuenta que juega con menores de 12 que ya deberían estar en categoría de 14. “La diferencia es grande y si bien no gana torneos, nos sirve porque va acumulando la experiencia que necesita un tenista y el próximo año cuando esté en su grupo, será muy buena”, adelantó.

“Es mucha plata la que necesito todos los meses. He golpeado puertas y se cierran, postulamos a todos los concursos con ayuda de gente que tiene conocimiento y no sabemos por qué terminamos en segundo lugar. La otra vez conversé con el seremi de Deportes y el gobernador y no tenían idea de nosotros. He hablado con tantas personas e incluso con la Fundación Luksic y hay posibilidades de que me ayuden, pero es solo una vez y no por más 500 o 600 mil pesos. Tiene que ser algo muy específico, como pasajes al extranjero para ella solamente. Entonces lo que digo es que guardemos esa opción por si en algún momento tenemos que viajar afuera”, puntualizó Silvia.

Por ahora la deportista necesita de manera urgente comprar dos raquetas y cuerdas, porque el profesor comentó a sus padres que le queda para un encordado más y tienen que ser las mismas que costaron 160 mil pesos. Aunque el valor es un poco alto, esto asegura que las cuerdas resistan durante más tiempo y con ello ahorrar encordados que tienen un valor de 15 mil pesos.

“Créanme que lo que sea nos servirá, todo es bienvenido. Hay un caballero que me da diez mil pesos todos los meses y me dice ‘disculpe lo poco’. Pero ese poco nos sirve, porque la inscripción a un torneo cuesta 12 mil, 15 mil, hasta 60 mil pesos. Así que esos diez mil pesos para mí es mucha plata, compro harina, azúcar flor y bandejas para generar recursos. Estoy muy agradecida de toda la gente que me ayuda. Fui a entregar unas roscas y me dijeron que querían 50 para el otro día. El caballero me dijo cuánto es y le respondí que era un regalo porque en dos oportunidades le dio a Lisette 100 mil pesos, así que no tenía que preocuparse. Pero me pasó 50 mil pesos diciendo que eran para la campeona. Con eso compré más bandejas y cosas para seguir trabajando el fin de semana”, relató.

En más de alguna oportunidad Silvia ha salido de su casa solo con el pasaje de ida y sus hijas le pregunta qué harán, a lo que ella responde “trabajar nomás mientras ustedes juegan”, por eso aprovecha el entrenamiento para tomar fotografías. Cuando viajan intentan llegar donde personas que puedan recibirlos para disminuir los gastos. “Cuando nos toca salir a última hora vamos en bus, andamos en micro para llegar a los torneos, nos acomodamos como sea. Lo único que no tranzo donde estemos es la comida, es lo primordial para deportistas”, dijo.

Cuando toca salir para presentarse en torneos se levantan a las cinco de la mañana les pasan canchas entre las siete y ocho, para luego quedar libres hasta el partido. Esto lo hacen como otra forma de ahorro, ya que si entrenaran en un horario diferente tendrían que pagar 20 o 30 mil pesos para usar una cancha. Lo mismo cuando terminan los partidos y queda la luz prendida, aprovechan para entrenar. “Terminamos tarde, a veces volvemos a la una de la mañana y es peligroso, porque cuando estás fuera de tu comuna es complicado. En Concepción siempre me quedo a una hora en micro de las canchas y nos dicen por qué estamos tan lejos y no saben que todos los días hacemos dos horas desde Mejillones al Autoclub, así que no es nada”, comparó Silvia.

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6 COMENTARIOS

  1. Esta es la realidad de nuestro País, mal llamado jaguares de america. Para esta damita o señorita NO HAY NINGUNA AYUDA pero para los políticos corruptos de Chile hay raudal de dinero. Una consulta ¿como no hay una institución qué ayude a estos talentos chilenos?. Pero si hay FUNDACIONES para fomentar la CORRUPCIÓN DE LOS POLÍTICOS.

  2. Podría pedir ayuda a andronico Luksic, el a través de su fundación podría ayudar, el ayuda a muchos deportistas , además podría alguien contactar a las empresas de mejillones

  3. Si llega a los oidos de Farkas , no tengo ninguna duda que les va a cooperar , porque de los otros RICACHONES como el Piñera y OTROS , NO ESPEREN NADAAA !!

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